ZAGREB, Croacia
AP

Miles de migrantes empezaron a cruzar la frontera de Croacia, que se convirtió el jueves en el nuevo punto de entrada a Europa occidental luego de que Hungría utilizó cañones de agua y gases lacrimógenos para alejarlos de su territorio.

A primeras horas del jueves, la policía croata dijo que 6 mil 200 personas habían entrado al país desde el miércoles, cuando llegaron los primeros grupos. Las autoridades emplearon trenes y autobuses para trasladarlos a centros de refugiados en la capital, Zagreb, y a otros puntos. Asimismo, advirtieron que evitaran caminar a través de zonas en la frontera con Serbia que siguen estando minadas desde la guerra de 1991-95.

Las autoridades están formando un ente especial para hacer frente a la ola migratoria. El ministro del Interior, Ranko Ostojic, dijo que Zagreb tiene la situación controlada pero advirtió que «si empiezan a llegar enormes oleadas a través de Serbia debemos considerar medidas diferentes».

Croacia representa una ruta más larga y más dura hacia Europa para los solicitantes de asilo procedentes de Siria y otros lugares que llegan al continente huyendo de los conflictos en sus países de origen. Pero pocas más opciones les quedan luego de que Hungría sellase su frontera sur con Serbia el martes y comenzase a arrestar a cualquiera que sea sorprendido tratando de entrar en el país de forma ilegal.

La mayoría de los migrantes planean atravesar Eslovenia y Austria para llegar a su destino final, que para la mayoría es Alemania o los países escandinavos.

Los enfrentamientos entre migrantes y la policía antimotines húngara estallaron miércoles por la tarde cuando refugiados, frustrados ante la imposibilidad de entrar al país, presionaron para abrir un de las puertas de la valla fronteriza. Agentes armados con bastones respondieron con cañones de agua y gases lacrimógenos, y los migrantes lanzaron piedras y otros objetos contra ellos. Decenas de personas resultaron heridas.

El jueves, el comisionado de migraciones de la UE, Dimitris Avramopoulos, exhortó a Hungría a colaborar con el bloque para aliviar la crisis y declaró que los muros y la violencia no son la solución.

«La mayoría de la gente que llega a Europa son sirios», dijo Avramopoulos en conferencia de prensa junto con el canciller húngaro Peter Szijjarto en Budapest. «Hay gente que realmente necesita nuestra protección. No hay muro que uno no escale, no hay mar que uno no cruce cuando huye de la violencia y el terror. Creo que tenemos el deber moral (de) ofrecerles protección».

Durante la noche, las autoridades húngaras instalaron alambre de púas y una nueva puerta en la cerca donde se produjeron los disturbios, en uno de los dos pasos fronterizos próximos a la localidad serbia de Horgos.

A primera hora del jueves, cientos de inmigrantes permanecían en los dos cruces fronterizos, pero su número se redujo a medida que muchos partieron a la frontera con Croacia. La televisión estatal serbia informó que 70 autobuses trasladaron a migrantes durante la noche a la frontera con Croacia.

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