Children wave during a live music concert, the Vacation for Everyone day event, at the Eiffel Tower in Paris, France, Wednesday Aug. 19, 2015. The French charity Secours Populaire brought children from dozens of different countries, including those living through war, poverty or natural disasters, to join kids from France for a day of summer fun, allowing even those with limited means to take a vacation at the height of the French holiday season. (AP Photo/Francois Mori)

Por MAGGY DONALDSON, 

 PARIS

Agencia AP

París recibe millones de euros cada año de los turistas, pero ese destino internacional para los vacacionistas de todo el mundo recibió el miércoles con ánimo dadivoso a miles de visitantes especiales.

La organización francesa de caridad Secours Populaire (Socorro Popular) trajo a niños de docenas de países, entre ellos algunos que viven en zonas de guerra, en situación de pobreza, desastres naturales o carentes de medios para tomar vacaciones, para sumarse a niños franceses en un día de paseo veraniego.

Miles de niños retozaron por París en busca de un tesoro escondido mientras otros jugaban a la sombra de la Torre Eiffel o paseaban en barcazas por el Sena. Llegaron a París el miércoles después de pasar varias semanas en campamentos de verano en varios puntos de Francia. Tanto los campamentos como el paseo parisino fueron financiados por la organización.

La directora de cooperación internacional de la asociación, Corinne Makowski, dijo que el programa busca dar un respiro temporal a los niños para escapar de las injusticias y carencias que les imposibilita pagarse vacaciones.

Amrla Shoufi, de 17 años, asistió con una delegación de Siria, país convulsionado por una guerra. En París pasó su último día en Francia antes de regresar a su hogar en la ciudad de Sweida, cerca de la frontera jordana. El muchacho dijo que los diez días que pasó pintando, escalando, nadando y paseando representaron un grato alivio a los peligros en su país. «Es magnífico tener la oportunidad de disfrutar de la paz cuando uno está en guerra», comentó.

Unos 10.000 voluntarios adultos contribuyeron al evento.

Junto a un escenario, Chris Delaroux, de 10 años, de la ciudad francesa de Metz, pintó una imagen multicolor de la Torre. Dijo que pasó dos semanas en un campamento donde jugó y confraternizó con niños de todo el mundo y que aprendió a distinguir lo que hay en común debajo de las diferencias aparentes.

«Todos somos iguales», sentenció.

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