Por Siddhartha Kumar
Nueva Delhi, Agencia dpa

En la emergente India ocurre todo a la vez: los pobres mueren de enfermedades infecciosas evitables mientras que la clase media y adinerada lucha contra un serio problema de diabetes e hipertensión, en medio de una gran escasez de médicos.

_Inter19_1bEl ministro de Finanzas indio, Arun Jaitley, afronta sus intervenciones en el Parlamento siempre sentado, con necesidad de beber agua constantemente y teniendo que hacer largas pausas entre frases por un dolor en la espalda sobre la que pesan ya 62 años. El año pasado el ministro se sometió a una operación de reducción de estómago para perder algunos de lo más de 100 kilos que pesaba.

El caso de Jaitley no es ni mucho menos una excepción. Los también ministros Nitin Gadkari y Venkaiah Naidu, que comparten una gran pasión por los «snacks» y dulces indios, se sometieron asimismo a esta clase de operación. Lejos quedan para las clases más pujantes los problemas de salud derivados de infecciones y las pésimas condiciones de vida de la zona. Ahora, la principal causa de muerte en el país son las enfermedades cardiovasculares.

Eso no quiere decir que la tuberculosis, la malaria, el dengue o los problemas respiratorios hayan desaparecido, ni mucho menos. La desnutrición está a la orden del día en India, donde millones de personas continúan pasando hambre. El 30% de los niños está desnutrido, según un estudio realizado en colaboración entre Unicef y el gobierno indio. Es una cifra superior a la del África Subsahariana. Casi la mitad de los hogares no dispone de baño, lo que provoca numerosas diarreas y que los nutrientes no sean absorbidos adecuadamente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que el peligro de morir por una enfermedad no contagiosa es casi el doble en la actualidad que por una contagiosa. Hace aproximadamente diez años, el riesgo era prácticamente el mismo.

En el gigantesco país viven aproximadamente 60 millones de personas obesas. A ese grupo pertenecen los hermanos Vijay (16) y Suresh (29). Cuando se sometieron a su operación de reducción de estómago, pesaban cada uno 190 y 150 kilos, respectivamente.

«Suresh andaba un par de pasos y empezaba a toser. Tenía hipertensión y un nivel altísimo de azúcar en sangre», cuenta la madre, Sonu Lugani. «Comíamos de forma descontrolada, muchísima comida basura y no hacíamos nada de deporte, aparte de pasar todo el día delante del ordenador», cuenta Suresh.

El médico de la familia, Vivek Bindal, del hospital Gangaram en la capital Nueva Delhi, realizó el año pasado un total de 250 operaciones de reducción de estómago. Hace cinco años el número era diez veces inferior, y la cifra es extrapolable al resto del país.

El médico Aniruddh Vij, del instituto Pushpawati Singhania, explica que el sobrepeso de muchos indios no se considera ni se trata como una enfermedad. «Está visto como algo normal, algo que viene con la edad o incluso como síntoma de bienestar económico». Se puede observar en el estilo de vida: casi ningún indio de cierto nivel social va caminando a ningún sitio en las ciudades: incluso lo más básico como un litro de leche o un medicamento es encargado por teléfono y traído por un repartidor hasta su puerta.

La ministra de Salud, J.P Nadda, observa que los casos de cáncer, asma, problemas cardiovasculares y diabetes están subiendo de una manera totalmente alarmante. Mientras la cifra de diabéticos aumentó entre 1990 y 2013 el 45% a nivel mundial, en India este porcentaje se disparó hasta un 123%, como descubrió un estudio estadounidense de índices de salud. Brillan por su ausencia los programas de asistencia y las campañas de prevención.

A este problema hay que sumarle también las claras deficiencias del sistema de salud del país. En la India, según la Organización Mundial de la Salud, hay siete médicos por cada 10.000 habitantes. Para hacernos una idea, en China la ratio es de 15 y en Alemania, de 39.

Por si fuera poco, la gran mayoría de los médicos vive en las ciudades, mientras que tres cuartas partes de la población del subcontinente asiático reside en zonas periféricas o directamente rurales. El país no está preparado para sufrir emergencias médicas, cuenta Vivekanand Jha, director del George Institute For Global Health.

El primer ministro, Narenda Modi, anunció hace poco la creación de un sistema de salud para todos los indios. Sin embargo, no está previsto destinar ningún dinero al proyecto, por lo que lo único que les queda a los ciudadanos es dejar su salud en manos de médicos privados. Algunos se gastan todos su ahorros en la medicina privada, mientras que otros no pueden siquiera permitírselo. «India es diferente por su gigantesco tamaño y su heterogeneidad, además de la ausencia total de planificación», afirma Jha.

Dada la insuficiente sensibilización y concienciación, pocas personas conocen de verdad las virtudes de la práctica del deporte y una correcta alimentación, critica el médico Atul Gogia en el hospital Gangaram de la capital. «Siempre nos enorgullecemos de nuestro enorme potencial de mano de obra, pero no sé de qué nos sirve si nuestros trabajadores están enfermos».


CONTRASTE

El país Rey en cuanto a niveles de desnutrición infantil es la India.

El Ministerio de Sanidad de India relató en un informe que ha sido respaldado por UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), el país tiene una mayor tasa de desnutrición infantil, a pesar de que en la India existen mejores infraestructuras y mayor capacidad económica, “no hay que olvidar que para la investigación nuclear o para armar sus fronteras sí que existen medios”.

Hasta un 46% de los niños de India con una edad inferior a 3 años están desnutridos, este dato es sorprendente y descubre la falta de esfuerzo que realiza el gobierno indio para paliar la situación. En contraposición, se encuentra que la nutrición y el sobrepeso son los problemas más agudos en la India moderna. Éste fenómeno de sobrepeso se ha convertido en un verdadero problema para la India. No sólo por la mala costumbre de comer dulces y grasas, sino llevar un modo de vida sedentario. Las investigaciones demuestran que los indios genéticamente tienen más grasa en su organismo que las personas de otras naciones. Y la comida basura los hace engordar aún más.

A la India, a la par del crecimiento económico ha llegado una tendencia: cada vez hay más obesos, principalmente en las ciudades y entre las clases altas. Y más entre las mujeres. El número de obesas entre 15 y 49 años aumentó del 11% al 15% en sólo seis años, según la Encuesta Nacional de Salud Familiar de 2008. Entre los hombres, los niveles de obesidad son menores: el 9,7% entre los 15 y 54 años.

Atribuyen el aumento de peso en mujeres a «cambios en los estilos de vida relacionados con la creciente urbanización y un cada vez mayor número de trabajos de oficina», explica el doctor Singh, director del Colegio Médico de Ludhiana. Hasta un 23,5% de las mujeres urbanas sufre de sobrepeso, mientras que en las áreas rurales es sólo el 7,4%

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