BAGDAD
AP

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter, llegó el jueves a la capital iraquí en una visita no anunciada para analizar los progresos del gobierno iraquí en el acercamiento entre diferentes comunidades religiosas y conocer los últimos avances en las tareas de apoyo a la próxima campaña del ejército iraquí para retomar la importante ciudad de Ramadi, ahora en manos del grupo Estado Islámico.

Es la primera visita de Carter a Irak desde que asumió el mando del Pentágono el pasado febrero.

Su primera parada en el viaje de un día a la capital iraquí fue la Academia del Servicio de Antiterrorismo del país. Pasó unos 20 minutos en las instalaciones, observando a soldados iraquíes con sus característicos uniformes negros realizar maniobras y disparar a objetivos en un campo de tiro. Algunos llevaban máscaras parciales o integrales.

Carter dijo a oficiales antiterroristas iraquíes: «Sus fuerzas han actuado muy bien, con mucha valentía. Y sé que han sufrido también grandes pérdidas, pero solo quería decirles que para nosotros en Washington está muy clara la capacidad de esta fuerza. Por lo tanto, es un privilegio para nosotros ser sus socios».

No está previsto que el secretario de Defensa anuncie cambios importantes en la estrategia de Washington ni un aumento en la cantidad de tropas desplegadas en Irak. Los aproximadamente 3.600 soldados que hay ahora en Irak se dedican principalmente a formar a tropas iraquíes.

Estados Unidos también tiene apoyo de varios socios de su coalición para realizar ataques aéreos diarios, con los que tratan de erosionar el control del grupo Estado Islámico en gran parte de Irak.

Sin embargo, la visita se produce en un momento importante para el gobierno iraquí, que ha anunciado una contraofensiva para retomar Ramadi, capital de la provincia de Anbar. El último asalto a la ciudad no ha comenzado aún, pero el coronel estadounidense Steve Warren, portavoz del Pentágono, indicó que podría iniciarse en las próximas semanas.

La operación de Ramadi será una prueba clave no sólo para el gobierno iraquí que dirige el primer ministro, Haider al Abadi, sino también para la estrategia estadounidense de delegar en las fuerzas de seguridad iraquíes, coordinadas con los ataques aéreos de la coalición que lidera Estados Unidos, para superar a las menos numerosas fuerzas del grupo Estado Islámico. El presidente, Barack Obama, ha decidido no desplegar tropas de tierra a Irak, indicando que la única solución duradera es que Irak luche por sí misma.

Mandos militares estadounidenses han dicho que recomendarían a Obama que aprobara el despliegue de asesores militares, y quizá unidades de operaciones especiales, más cerca de la línea de frente, si creyeran que eso supusiera una diferencia decisiva en alguna fase de la operación. Pero por el momento no se han hecho recomendaciones en este sentido, dijo Warren.

 

 

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