Por JEFFREY COLLINS y MEG KINNARD
COLUMBIA, Carolina del Sur
AP

Carolina del Sur arrió la bandera confederada de su lugar de honor frente al Capitolio estatal, en un hito en la manera como Estados Unidos conmemora la guerra que dividió al país hace 150 años.

_Inter27_1Muchas personas creían que la bandera ondearía para siempre en el primer estado que dejó la Unión, a pesar de los sentimientos enconados que persistían después de que hace 15 años la retiraran de la parte más alta del domo del Capitolio y la llevaran a un monumento dedicado a los soldados confederados situado enfrente.

Sin embargo, la matanza de nueve miembros en una iglesia afroestadounidense ocurrida el mes pasado durante una sesión de estudios de la Biblia en Charleston cambió repentinamente la realidad política, así como las consecuencias en torno a símbolos de la Guerra Civil.

El despliegue de ese emblema de batalla en una reafirmación del poder blanco y el rechazo a las protestas por los derechos civiles de la década de 1960 fue defendido hasta el mes pasado por prominentes republicanos caucásicos que la consideraban un símbolo del orgullo del sur.

Después del ataque a tiros en la iglesia, incluso los partidarios de la bandera se sintieron obligados a reconocer que representaba odio racial.

«Ninguna mentira puede vivir para siempre. Esa bandera es una mentira», declaró el presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Raza Negra (NAACP por sus siglas en inglés), Lonnie Randolph.

La bandera fue bajada sin incidentes durante una ceremonia de seis minutos de duración ante una multitud de unas 10 mil personas que gritaban a coro «USA, USA» (EUA, EUA) y «hey, hey, hey, adiós».

Una guardia de honor multirracial de patrulleros policiales de Carolina del Sur, vestidos con uniformes grises y guantes blancos doblaron y enrollaron la bandera cuidadosamente.

El emblema fue llevado después al salón de Reliquias Confederadas del estado para exhibirla en un nuevo recinto. Más tarde, una grúa retiró de varios jalones el asta de nueve metros (30 pies) de alto.

En el lugar sobresalía una imponente estatua de Benjamin Tillman, el gobernador de Carolina del Sur que después fue senador federal en Washington, y quien solía describir con orgullo como había socavado la reconstrucción tras la Guerra Civil matando personas negras que intentaban votar en el siglo XIX.

Debido a la matanza, la gobernadora Nikki Haley, que tiene sus propias ambiciones nacionales, se sintió obligada a solicitar el retiro de la bandera, apenas meses después de que describiera como un «ardid publicitario» la demanda de su oponente demócrata en ese sentido.

Otros republicanos prominentes también cambiaron de inmediato sus posturas, y los votos finales en la Legislatura encabezada por los republicanos en Carolina del Sur fueron abrumadoramente a favor del retiro del emblema.

Mientras la bandera era arriada, Haley estrechó sus manos con miembros de las familias de las víctimas y de otras personalidades en las escalinatas del Capitolio; aunque no habló, movió su cabeza afirmativamente y sonrió cuando alguien entre la multitud gritó: «Gracias, gobernadora».

«Ninguna mentira puede vivir para siempre. Esa bandera es una mentira», Lonnie Randolph, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Raza Negra (NAACP por sus siglas en inglés).

Artículo anteriorHOSPITALIZAN A EXNUNCIO EN R. DOMINICANA ACUSADO DE PEDERASTA
Artículo siguienteSe forma nuevo agujero en zona 6