HUDSON, Nueva Hampshire, EE.UU.
AP

Jeb Bush dijo ayer que bloquear el flujo de dinero federal para servicios policiales en ciudades que albergan a inmigrantes no autorizados a estar en Estados Unidos sería una forma de acorralar a los que han cometido delitos.

Durante un evento de campaña en un salón de Veteranos de Guerras en el Extranjero en el sur de Nueva Hampshire, el aspirante a la candidatura republicana a la presidencia dijo que no es incongruente que él apoye permitir a inmigrantes que se quedaron más tiempo del permitido en sus visas busquen actividades que les permitan permanecer en Estados Unidos, al tiempo que se incrementan las políticas para expulsar a delincuentes que también son inmigrantes.

«Deberíamos eliminar las ciudades santuario», expresó Bush ante más de 300 personas en una reunión nocturna de preguntas y respuestas. «Hablando de las cosas que el gobierno federal puede hacer, no deberíamos proporcionar dinero destinado a la policía para ciudades como San Francisco hasta que modifiquen sus políticas».

En los últimos días, Bush ha criticado a sus rivales dentro y fuera de su partido en torno al tema de la inmigración.

Bush indicó que los comentarios del magnate Donald Trump —otro aspirante a la candidatura republicana— en los que se refiere a los inmigrantes mexicanos como delincuentes, traficantes de drogas y violadores fueron «extraordinariamente feos».

Al mismo tiempo, Bush rechazó la referencia que Hillary Clinton, aspirante a la candidatura republicana, hizo sobre él y otros precandidatos republicanos, en la que dice que forman «parte de un espectro de hostilidad» hacia los inmigrantes. Clinton hizo notar específicamente que Bush respalda permitir que la gente que está sin permiso en el país logre estatus legal permanente, mientras que ella apoya una ruta encaminada a que obtengan la ciudadanía con derechos plenos.

«Uno puede amar la cultura mexicana, uno puede amar a su esposa mexicana-estadounidense, y también creer que necesitamos tener un control de la frontera», afirmó Bush. «Es una idea extraña la de que de alguna forma, uno puede tener afecto por gente de otro país y al mismo tiempo no pensar que debe aplicarse el estado de derecho».

Columba, la esposa de Bush, es una inmigrante mexicana y ciudadana estadounidense. El político republicano habla español con fluidez y se refiere a su vida familiar como bicultural.

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