Por ELAINE GANLEY
PARÍS, Francia Agencia AP

Sus imanes predican una piedad austera, sus principios exigen una separación estricta de hombres y mujeres y algunos de sus adherentes más radicalizados siguen el llamamiento de la guerra santa. El salafismo, un movimiento islámico basado en una interpretación literal del Corán, está en ascenso en Francia, Alemania y Gran Bretaña, dicen funcionarios de seguridad.

La tendencia preocupa a las autoridades europeas, que ven el salafismo como una de las fuerzas que inspiran a jóvenes europeos a viajar a Siria o Irak para sumarse a los combatientes del grupo extremista Estado Islámico, pero los expertos señalan que la vasta mayoría de los salafis son pacíficos.

En Alemania actualmente hay 7 mil salafis, casi el doble de los 3 mil 800 que se calculaba hace cuatro años, dijo el ministerio del Interior el mes pasado. Unas cien mezquitas en Francia son controladas por los salafis, un número reducido en comparación a los más de 2 mil templos musulmanes, pero eso es más del doble de la cifra de hace cuatro años, dijo un funcionario de seguridad a The Associated Press. Habló con la condición del anonimato por no estar autorizado a informar públicamente sobre la situación.

En Gran Bretaña también aumenta su número. El 7% de las mil 740 mezquitas en Gran Bretaña son operadas por salafis, según Mehmood Naqshbandi, un experto británico y asesor de antiterrorismo del gobierno británico que lleva la cuenta de las distintas versiones del islam en Gran Bretaña. Dice que esa cifra crece paulatinamente, en especial entre los jóvenes y que entre el 25% y el 50% de los musulmanes británicos menores de 30 años «aceptan algunas partes o toda la teología salafí».

Actualmente, internet está considerado como el camino principal para la radicalización expeditiva de los jóvenes, pero también puede cultivarse en los sitios donde socializan los musulmanes, como las mezquitas y es allí donde, según el funcionario de seguridad, los salafis parecen ser los principales promotores de la ideología radical.

Los expertos dicen que los salafis en Francia han lanzado una campaña sigilosa para tomar control de las mezquitas. Primero cultivan un grupo de seguidores, después empiezan a criticar al imán para tomar control de los feligreses, según dicen funcionarios de seguridad y musulmanes moderados. Los jóvenes y los conversos al islam parecen ser los más vulnerables a dichos mensajes.

Los expertos del islam dividen los salafis en tres grupos: la rama tradicional de los «quietistas» que evitan la política, los politizados y los radicalizados que siguen el llamamiento de la guerra santa o yihad.

Actualmente, el salafismo se ha convertido en sinónimo de peligro. En Gran Bretaña, las autoridades consideran extremistas a todos los salafis y las autoridades europeas de seguridad creen que hay una línea directa entre la versión pacífica y la versión yihadista, que arriesga fanatizar a los impresionables. «El camino es muy corto», comentó Alain Rodier, exfuncionario de inteligencia y experto en terrorismo.

El salafismo, en principio, no debería ser motivo de preocupación, aseguró Naqshbandi, el experto británico, pero agregó que la simplicidad de su mensaje significa que cada uno puede distorsionarlo para adecuarlo a sus propios fines.

«La gente que desea involucrarse en el islam militante tiene una serie de herramientas a su disposición, que puede moldear para justificar su caso», afirmó. Dijo que el Estado Islámico, que promueve el salafismo, era el ejemplo vivo de cómo se puede abusar de la religión.

Los practicantes del salafismo -término que procede de la palabra «salafs», antepasados- buscan emular el islam del profeta Mahoma y sus primeros seguidores, por considerarla la forma más pura de la religión. Los salafis, que son musulmanes suníes, son fácilmente identificables. Los varones se dejan la barba y llevan túnicas por encima del tobillo y las mujeres suelen cubrirse el rostro.

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