Damasco & Berlín
Agencia dpa

Para más de mil 600 millones de personas en el mundo, en los próximos días comienza el Ramadán, el mes de ayuno de los musulmanes.

Millones de habitantes de las zonas conflictivas del mundo árabe deberán vivir esta fiesta en medio de la violencia y el derramamiento de sangre.

En amplias zonas de Siria hay guerra civil y también se combate en Irak, Libia y Yemen. Se estima que más de 80 millones de personas viven en países árabes que actualmente atraviesan situaciones bélicas.

Muchas personas en las zonas en conflicto perdieron su entusiasmo por el Ramadán, que los musulmanes suelen pasar con sus familias, asegura el activista Ayad Korien desde la ciudad de Idlib, en Siria, sumida en combates.

En ese país, una devastadora guerra desmembró a muchas familias desde 2011. «La mayoría de nuestros familiares se fueron a otros países para huir de la violencia», relata Mohamed Abdalla, residente en la capital siria, Damasco.

Según la organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional, cuatro millones de sirios ya buscaron refugio en otros países.

El Ramadán tiene un significado especial para los musulmanes. El deber de ayunar asentado en el Corán es junto a la profesión de fe, la oración diaria, la caridad y la peregrinación a La Meca uno de los cinco pilares de esta religión.

En el noveno mes del calendario lunar islámico, los musulmanes deben renunciar a comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta la caída del sol.
Los musulmanes se abstienen de comer, beber y fumar desde el amanecer hasta la puesta del sol durante todo el mes del Ramadán, y un solo sorbo de agua es suficiente para invalidar el ayuno, uno de los cinco pilares del Islam.

Según el Corán, el Ramadán comienza cuando después de la Luna nueva ésta se vuelve a ver. Este año eso ocurre alrededor del 18 de junio. Dado que esa fecha varía de región a región, los sabios religiosos de cada lugar la determinan. Al final del mes del ayuno, los musulmanes celebran la fiesta de Eid al Fitr.

El Ramadán, como un tiempo de reflexión, apunta a fortalecer la fe y la autodisciplina. También es considerado un mes de paz y reconciliación.

Los fieles creen que el ayuno les permite acercarse a Dios y les recuerda el sufrimiento de los menos afortunados. Los musulmanes rompen el ayuno con agua y dátiles, seguido de una comida con familiares y amigos

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