Por LEONARDO HABERKORN
MONTEVIDEO / Agencia AP

Lo más probable es que el candidato oficialista Tabaré Vázquez resulte elegido como sucesor del carismático presidente José Mujica en las elecciones que se celebran mañana en Uruguay. Las encuestas lo señalan como amplio favorito pero muchos se preguntan si su gobierno continuará las políticas impulsadas por el mandatario o si, por el contrario, habrá matices o bruscos cambios.

La pregunta cobra relevancia al comparar la trayectoria de ambos: Mujica no estudió y vive en una modesta finca en las afueras de Montevideo. Vázquez es un prestigioso médico oncólogo que vive en una amplia residencia en un barrio acomodado. Mujica llegó a la presidencia sin haber ejercido un cargo ejecutivo superior a ministro. Vázquez fue presidente entre 2005 y 2010 y antes ya había sido alcalde de Montevideo.

Vázquez está a punto de convertirse en el tercer uruguayo en gobernar el país dos veces desde comienzos del siglo XX. Mujica parece prepararse para su retiro luego de haberse convertido en un referente mundial por la elocuencia de sus discursos en las grandes cumbres internacionales, su estilo campechano, su pasado guerrillero y la austeridad con la que vive. El primero es más conservador y es recordado por vetar una ley que permitía el aborto por la sola voluntad de la mujer. El segundo se atrevió a legalizar el aborto y un mercado de la marihuana, cuya puesta en marcha aún está en veremos.

A ambos los une su militancia en el Frente Amplio, una variopinta coalición que reúne socialdemócratas y comunistas pasando por ex guerrilleros procubanos, socialistas y democratacristianos, y tal vez el balance entre esos sectores sea lo que determinará la continuidad, profundización, cambios o matices de un posible gobierno de Vázquez con respecto al de su antecesor.

_Inter16_2La razón está en el sistema político que caracteriza a esta pequeña nación de 3.3 millones de habitantes.

«Al Uruguay no lo gobiernan las personas, lo gobiernan los partidos. En otros países el presidente importa más. En Uruguay el presidente es relativamente poco importante», dijo el politólogo Adolfo Garcé, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de la República a The Associated Press. «Este será el tercer gobierno del Frente Amplio y tendrá más continuidades que diferencias con los anteriores».

La continuidad, matices o diferencias penden de la correlación de fuerzas dentro del Frente Amplio tras los resultados de las elecciones parlamentarias del 28 de octubre.

Según esa votación, el sector con más legisladores será el que lidera Mujica, el Movimiento de Participación Popular. También obtuvo una buena votación el grupo que orienta el compañero de fórmula de Vázquez, Raúl Sendic. En cambio, Asamblea Uruguay, el sector más moderado de la coalición que lidera el actual vicepresidente Danilo Astori, muy cercano a las posiciones de Vázquez, tuvo pobres resultados y pasará de tener seis senadores a solo tres.

«El nuevo gobierno irá hacia una participación mayor del estado en la economía y en las políticas sociales. En la votación crecieron las corrientes más estatistas y retrocedieron las menos estatistas. Lentamente, Uruguay va girando al dirigismo. Pero lo hace ‘a la uruguaya’, de un modo gradual y sin cambios bruscos», expresó Garcé.

Vázquez obtuvo el 48% de los votos en la primera vuelta electoral celebrada el 28 de octubre, mientras que su rival en el balotaje, el conservador Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, consiguió un distante 31%. Para ser elegido presidente el domingo bastará con obtener la mitad más uno de los votos.

La amplia ventaja que lleva el candidato del Frente Amplio ha provocado que la campaña electoral termine en un ambiente frío, como si todos asumieran que el resultado está definido. El efecto se refuerza por el hecho de que Lacalle Pou decidió que el lema de su campaña fuera «por la positiva», evitando las críticas duras al oficialismo y aceptando sus logros en la economía y políticas sociales.

Lacalle Pou apeló al 52% que no votó por Vázquez para intentar ganar en la segunda vuelta. Pero la posibilidad de reunir a toda la oposición parece remota. Al momento, ha conseguido el respaldo del Partido Colorado, tercero en votación, con 13% de los sufragios pero unos de sus diputados anunció que no respetará el acuerdo y votará en blanco.

El centroizquierdista Partido Independiente, cuarto en la elección con 3% de los sufragios, dejó en libertad a sus votantes. Y el izquierdista radical Unión Popular, que logró ingresar por primera vez a la cámara de Diputados con el 1% de los votos, llamó a anular la votación.

Las encuestas dicen que Vázquez tiene entre 51 y 52% de la intención de voto, mientras que Lacalle Pou consigue entre el 37 y 42%. Lacalle Pou prometió encarar urgentes reformas en la policía y la educación, dos sectores abandonados durante el gobierno de Mujica. También ha advertido que los planes del Frente Amplio implicarán más impuestos.

El Frente promete crear un «plan nacional de cuidados», que financie los programas para ancianos y discapacitados.

La figura que ejemplifica el tono que tendrá un gobierno de Vázquez es su compañero de fórmula Sendic. «Él cree en la participación del Estado en la economía y la sociedad», indicó Garcé. Durante el gobierno de Mujica, Sendic presidió la petrolera estatal y desde allí impulsó un plan para plantar caña de azúcar, tener una producción nacional de azúcar y fabricar bioetanol, un combustible agrícola.

Si Vázquez gana, Sendic será, además de vicepresidente, senador y presidente del parlamento.

El sociólogo Gustavo Leal, que adhiere al sector de Sendic, piensa que un tercer gobierno del Frente Amplio «tiene que rescatar su perfume ‘batllista'» en referencia al ex presidente José Batlle y Ordóñez, que a principios del siglo XX impulsó con un fuerte tono dirigista, políticas sociales de avanzada y la activa participación del estado en todas las ramas de la economía.

El diputado José Carlos Mahía, de Asamblea Uruguay, sostuvo que «el programa del Frente Amplio tiene un buen equilibrio entre mercado y estado, que permitió el éxito de los dos gobiernos anteriores. No imagino ninguna alteración de importancia en ese campo».

Mahía admitió que su sector perdió peso en el parlamento pero dijo que la influencia «no solo es en cantidad sino en calidad, y nosotros tenemos una excelente relación con Tabaré».

En Uruguay la reelección inmediata está prohibida y desde comienzos del siglo XX solo dos presidentes, ambos del Partido Colorado, lograron volver a la poder en períodos no consecutivos. Uno de ellos fue Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915) y Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000).


La provincia es clave

Contra lo que vaticinaban las encuestas, la coalición de izquierda Frente Amplio logró una aplastante votación en las elecciones pasadas y quedó a las puertas de un triunfo en la segunda vuelta presidencial que se celebra mañana.

La victoria fue posible, entre otras razones, por un inesperado aumento en la votación en los poblados más pequeños del país, donde hasta hace poco se recelaba de la izquierda y de su «comunismo», y donde ha habido una fuerte inversión social y una mejora de las condiciones laborales de los trabajadores rurales.

«Ese resquemor era muy profundo, y ver cómo se revirtió habla del increíble poderío que tiene hoy el Frente Amplio», dijo el politólogo Adolfo Garcé, del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de la República.

Además de la buena situación laboral en los pequeños poblados, el Frente Amplio se vio favorecido en las urnas por una tasa de desempleo históricamente baja, el buen manejo de la economía y, para algunos, la intervención del presidente Mujica a pesar de que la Constitución lo impedía.

Pero sea cual sea la razón, las cuentas de Gustavo Leal, sociólogo que trabajó en la campaña oficialista, son impactantes: «el Frente Amplio logró un 79% de crecimiento en las 550 localidades más chicas del país y zonas rurales», expresó a The Associated Press. «Estas cifras marcan que se terminaron de romper las barreras que impedían que el relato de izquierda llegara al Uruguay profundo».

El remoto pueblo de Pepe Núñez, al norte de Uruguay, ejemplifica esta nueva realidad política. La electricidad llegó allí recién en 2014 y sus 200 votantes lo agradecieron. En 1999 el Frente Amplio obtuvo allí un solo voto. En contraste, fue el partido más votado en octubre.

En Uruguay, el 98% de las viviendas están conectadas al tendido eléctrico, pero este rincón había quedado olvidado.

Aunque el Frente no ganó en otros pueblos, su desempeño electoral mejoró notoriamente comparado con las pasadas elecciones. «No es lo mismo que en un pueblo de chico te voten 40 a que te voten 150. Eso cambia el marco de relaciones y hasta los temas de conversación», dijo Leal.

Para el sociólogo, ese aluvión de votos fue la conclusión de un largo proceso iniciado en 1994 cuando Tabaré Vázquez, entonces candidato presidencial por primera vez, decidió visitar los pequeños pueblos donde la izquierda no recogía adhesiones. «Vázquez no ganó aquella vez, pero su lectura fue correcta y desde entonces el porcentaje de votantes del Frente Amplio en el interior comenzó a crecer», agregó.

Migues, un pequeño pueblo a unos 90 kilómetros de Montevideo, resume lo que sucedió en otras localidades. Allí no ganó el Frente Amplio pero su caudal de votos tuvo un claro incremento mientras que cayó el de los partidos tradicionales: Nacional y Colorado.

«Antes de la llegada del Frente Amplio al poder el pueblo tenía 18 focos de luz. Ahora hay más de 200», dice Wilson Larrosa desde Migues. «La policlínica funcionaba solo de lunes a viernes, y uno no podía enfermarse los fines de semana. Ahora hay atención todos los días, las 24 horas».

En 2005, cuando el Frente Amplio llegó al poder, Uruguay comenzaba a recuperarse de una grave crisis económica, financiera y social que alcanzó su peor momento en 2002, bajo el gobierno del Partido Colorado. Algunos bancos quebraron, el desempleo se acercó al 20%, miles de trabajadores fueron despedidos o vieron sus salarios rebajados. Miles emigraron.

El Frente lideró una recuperación de la economía impulsada básicamente por un vertiginoso aumento del cultivo de soja, cuyo precio internacional batió récords y terminó por desplazar a la carne como principal rubro exportador. En 2005 se cultivaban 278 mil hectáreas, hoy son 1.2 millones.

Leal también destacó los éxitos económicos y sociales obtenidos por el oficialismo desde entonces. «La pobreza cayó del 40% al 11% y esa caída fue mayor en el interior que en Montevideo. En estos años, además, el sector agropecuario tuvo un enorme dinamismo, que se reflejó en una mejora en la vida diaria de esos habitantes del país», afirmó.

En 2008 se sancionó una ley que limitó a ocho horas la jornada laboral del trabajador rural, lo que significó una mejora en sus condiciones de vida. En la presente campaña electoral, el principal candidato opositor Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, dijo que no estar de acuerdo con esa ley porque no se adapta a las labores del campo.

«Los salarios subieron», dijo Leal. «Los trabajadores rurales pudieron comprarse por primera vez una moto y eso les cambió la vida. Se compraron teléfono celular. Algunos de ellos por primera vez salieron de vacaciones. Son cosas que quien las vive nunca más las olvida».

Leal destacó que el oficialismo logró que el 100% de las escuelas rurales tuvieran electricidad y que pudieran tener heladera y computadora. «Esos son los detalles que marcan los fenómenos de fondo en una sociedad. El detalle no es el presidente José Mujica, como piensan algunos», dijo el sociólogo.

El periodista Serrano Abella es una institución en Melo, capital del departamento de Cerro Largo, donde la victoria del Frente Amplio dejó a todos boquiabiertos porque rompió la hegemonía que mantuvo el Partido Nacional desde los inicios de la república. Él cree hay tres razones que explican el triunfo de la coalición.

Cree que ese partido no logra resolver los conflictos entre sus alas, una de centro, la otra más derechista y que los que se ven en minoría votan al Frente por despecho. Luego está el bienestar económico de los últimos diez años. Pero, a diferencia de Leal, Abella da una gran importancia al «factor Mujica».

«Creo que fue lo principal. A Cerro Largo vino infinidad de veces», dijo Abella, cuyo programa radial «La hora del campo» lleva 46 años al aire. «Una vez aterrizó en helicóptero en Cañada de los Burros, donde los niños nunca jamás habían visto ni a un presidente ni a un helicóptero, eso influye mucho. Y su forma tan particular de interpretar a la gente de campo también».

Para Abella, cuando meses atrás las encuestas comenzaron a mostrar que el Frente Amplio corría serios riesgos de ser derrotado, Mujica se echó el equipo al hombro pese a que la Constitución prohíbe que los presidentes participen en campañas electorales. Recordó una reunión que celebró el 20 de agosto con los integrantes de la fórmula presidencial del Frente Amplio.

«Luego de esa reunión, se apartó de la Constitución y salió a pelear», confirmó Abella.

El politólogo Garcé coincide en que la mejora productiva fue determinante pero también intuye que el estilo y popularidad de Mujica, cuyo lenguaje llano y su modo de vida austero sintonizan con la gente humilde del campo, pudo haber influido. «Pero todavía es pronto para decirlo. Habría que analizar como votó su sector en estos pequeños pueblos, y esas cifras todavía no las vi», dijo.

Mujica, desde su audición radial, habló sobre la elección con una retórica agresiva aunque la Constitución dice que el presidente no puede «intervenir en ninguna forma de la propaganda política de carácter electoral».

«¿Volveremos a una franja de 39% de pobres?», dijo en septiembre en alusión al porcentaje de pobres antes de la llegada del Frente Amplio. Tres días después exhortó: «lo único que pido es tener un poco de memoria y comparar». El 16 de octubre declaró al diario oficialista La República: «el Frente Amplio ganará».

Abella no tiene dudas: «Parece que en el Uruguay todavía no se dieron cuenta, pero la elección la ganó Mujica».


Amenaza de tormentas en jornada electoral

DPA

Las autoridades electorales de Uruguay están tomando precauciones ante el anuncio de tormentas con lluvias y fuertes vientos para este domingo, cuando se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que enfrenta a Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou, se informó hoy en Montevideo.

Varias empresas privadas que realizan pronósticos climáticos advirtieron días atrás sobre posibles tormentas para mañana.

El gubernamental Instituto Uruguayo de Meteorología emitió ayer una alerta por la ocurrencia de tormentas fuertes asociadas a vientos de hasta 120 kilómetros por hora, granizo y lluvias superiores a 50 milímetros en seis horas, mayores a lo habitual para el país.

Esa advertencia rige para la mayor parte del territorio, mientras que para otros departamentos (provincias) se espera una situación climática no tan adversa. Lo peor de la tormenta tendría lugar en las primeras horas de la votación, según los pronósticos.

Unos 2.6 millones los uruguayos están llamados a las urnas para elegir a su próximo presidente. El voto es obligatorio en ese país.

El ministro de la Corte Electoral, Gustavo Silveira, señaló que la tormenta podría llegar a entorpecer el tránsito pero no impedirlo. Y aclaró que el organismo no tiene potestades para cambiar la fecha de los comicios.

Las autoridades de la Corte temen que las lluvias provoquen problemas para acudir a votar. La Corte Electoral decidió por ello establecer contacto con el Sistema Nacional de Emergencias por si llegara a haber desbordamiento de ríos o arroyos que impida el traslado.

En Montevideo el organismo tiene dispuesto 24 centros zonales para el traslado de las actas de escrutinio primario y la valija conteniendo la urna y los materiales utilizados en las mesas receptoras de votos. Informó que tomará medidas de protección en los centros más expuestos al clima.

En un acto proselitista el miércoles pasado, el candidato por la gubernamental coalición de izquierdas Frente Amplio y favorito según los sondeos de intención de voto, Tabaré Vázquez, exhortó a los militantes a participar del acto cívico: «Aunque el domingo caigan pingüinos de punta, hay que ir a votar».

Según las encuestas, Vázquez, quien ya fue presidente del país entre 2005 y 2010, ganará el balotaje con cerca del 54 por ciento de los votos, frente al 40 por ciento que lograría el diputado Lacalle Pou, del Partido Nacional (centroderecha). Triunfará el que obtenga la mitad más uno de los sufragios.

Un triunfo de Vázquez prolongaría a 15 años la permanencia del Frente Amplio en el poder, que alcanzó por primera vez en 2005 y que se mantiene ahora con José Mujica como mandatario. Esta coalición nuclea mayoritariamente a grupos identificados como de izquierda.

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