Por HAMZA HENDAWI
EL CAIRO / Agencia AP
Un tribunal egipcio desestimó el sábado los cargos de asesinato que pesaban contra el ex presidente Hosni Mubarak en relación con la muerte de cientos de manifestantes durante el levantamiento de 2011 que puso fin a su mandato de casi 30 años, citando la «inadmisibilidad» del caso por un tecnicismo.
El fallo es otro importante revés para los jóvenes activistas que encabezaron el levantamiento inspirado en la Primavera Árabe hace casi cuatro años — muchos de los cuales están ahora en la cárcel o se han retirado de la política — y es probable que refuerce la percepción de que el estado autocrático de Mubarak permanece en vigor, aunque dirigido por un nuevo presidente, el ex jefe militar Abdul Fatá el Sisi.
El fallo del sábado supone el final del nuevo juicio, por el que también se sentaban en el banquillo sus dos hijos, su jefe de seguridad y seis ayudantes, que también resultaron absueltos. También fue eximido de los cargos que pesaban contra él, Husein Salem, viejo amigo de Mubarak y que fue juzgado en rebeldía.
Mubarak, de 86 años, fue absuelto también de los cargos de corrupción a los que se enfrentaba junto a sus hijos Alaa y Gamal.
Todos los fallos pueden ser apelados.
No estuvo claro de inmediato si Mubarak quedará en libertad ya que está cumpliendo una pena de tres años de cárcel por corrupción que le fue impuesta en mayo. Fue detenido en abril de 2011, pero no está claro si los 3 años y medio transcurridos desde entonces se consideran como tiempo de condena.
«No hay justicia para los pobres», dijo Ramadan Ahmed, cuyo hijo Mohammed falleció por disparos en la ciudad portuaria mediterránea de Alejandría durante el levantamiento. «¡Esta es la ley de Mubarak!».
Cerca de 900 manifestantes fueron asesinados en la revuelta de 18 días que terminó con la dimisión de Mubarak, que cedió el poder al ejército, el 11 de febrero. El juicio, sin embargo, se ocupó solo de la muerte de 239 personas, cuyos nombres fueron citados en la lista de cargos.
Los primeros días de las protestas estuvieron marcados por feroces batallas callejeras entre manifestantes y policía y partidarios del gobierno. Vehículos embestían a la multitud y desde los tejados se lanzaban ladrillos y piedras a los manifestantes reunidos en la plaza Tahrir de El Cairo. En un momento dado, hombres en camellos y caballos entraron al galope a la plaza y golpearon a los manifestantes con porras y látigos.
Cerca de 170 agentes de policía y funcionarios de seguridad fueron llevados a juicio en relación con los asesinatos desde 2011 y o bien han sido absueltos por falta de pruebas o porque se consideró que habían actuado en defensa propia. Algunos recibieron sentencias suspendidas cortas.
El ex mandatario fue condenado a cadena perpetua en el 2012 por cargos relacionados con los asesinatos, pero el veredicto fue revocado en una apelación al año siguiente.
Su mala salud hizo que Mubarak haya pasado prácticamente todo el tiempo que ha estado detenido en hospitales. El sábado, fue llevado a la jaula de los acusados en una camilla. Llevaba gafas oscuras, corbata azul marino y una chaqueta de punto a juego.
El juez presidente del tribunal, Mahmud al-Rashidi, dejó claro que la retirada de los cargos no eximía a Mubarak de la corrupción y la «debilidad» de los últimos de sus 29 años en el poder y elogió la revuelta popular de enero de 2011 diciendo que sus objetivos — libertad, pan y justicia social — eran legítimos.
Al-Rashidi dijo que Mubarak, al igual que cualquier otro ser humano, se equivocó a veces y sugirió que su avanzada edad debió haberle evitado el proceso penal. También se refirió a largos años de Mubarak en cargos públicos y a lo que consideró la consagración de la «legitimidad constitucional» tras el derrocamiento de su sucesor, el islamista Mohamed Morsi.