Estrasburgo,
Agencia dpa

El papa Francisco pidió hoy ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo una Europa «que no gire en torno a la economía» sino a la «sacralidad de la persona humana?», en el marco de un discurso en el que a la vez envió un mensaje de «esperanza y aliento».

«¿Qué dignidad podrá encontrar quien no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir. O peor aún, el trabajo que le otorga dignidad», subrayó el religioso durante la primera visita de un pontífice a la cámara desde hace 26 años.

Europa debe abrazar con valentía su pasado, con su «patrimonio cristiano», y mirar con confianza al futuro. Europa debe vivir un presente con esperanza y abandonar la idea de un continente atemorizado y replegado en sí mismo, destacó.

«La Europa que contempla el cielo y persigue ideales», que «mira, defiende y tutela al hombre», dijo.

También volvió a abordar como se esperaba la cuestión migratoria. «No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda», dijo.

«La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales», denunció.

Pese a estos desafíos, envió «a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento. Un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa -junto a todo el mundo- está atravesando».

Aprovechó asimismo para recordar la visita anterior de Juan Pablo II en 1988, y condenó los peligros de los tecnicismos burocráticos de las instituciones, de los estilos de vida egoístas, de una «opulencia insostenible», indiferente respecto al mundo circunstante y sobre todo a los más pobres.

«El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado», indicó, de modo que «cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos».

¿Cómo conseguir que las generaciones jóvenes puedan perseguir «el ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los propios deberes?», se preguntó, y a modo de respuesta recordó un fresco de Rafael que se encuentra en el Vaticano.

En la imagen, la historia de Europa aparece formada por un encuentro constante entre el cielo y la tierra: el cielo como apertura a lo trascendente, a dios, y la tierra como su capacidad práctica y concreta de afrontar los problemas. «El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos».

Asimismo, recordó «las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas y particularmente cristianas en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos».

Francisco tomó el lema de la Unión Europea (UE), «Unidad en la diversidad», como ejemplo de lo que significa Europa como familia de pueblos, al tiempo que defendió la democracia y los principios de solidaridad y subsidiariedad.

«No se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar dirigiéndome a ustedes», agregó.

Jorge Mario Bergoglio fue recibido con todos los honores protocolarios a su llegada a la Eurocámara por parte del presidente de la misma, el socialdemócrata alemán Martin Schulz.

La mayoría de los diputados celebraron la visita del papa, de la que esperan un fortalecimiento del proyecto europeo. Los verdes plantearon también su deseo de un mayor apoyo a los derechos de las minorías y pusieron a disposición asientos para representantes de los colectivos homosexuales.

Tras su discurso ante los eurodiputados de los 28 países de la Unión Europea (UE), el papa se trasladó al Consejo de Europa, en el que están representados 47 países, entre ellos Rusia y Ucrania. Allí se estima que Francisco pedirá el fin de la guerra en el este de Ucrania.

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