Por KRISTEN GELINEAU
BRISBANE / Agencia AP
Presionados para reactivar la estancada economía mundial, los líderes del grupo de las 20 economías más grandes del mundo presentaron el domingo un plan para impulsar el producto interno bruto global en más de dos billones de dólares a lo largo de cinco años, invirtiendo en infraestructuras y fomentando el comercio. La fanfarria, sin embargo, quedó empañada por las tensiones entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y los líderes occidentales.
Además, el comunicado final de la cumbre del G-20 de naciones ricas y emergentes reveló que sus líderes quieren impulsar parte de ese crecimiento creando un mecanismo global de infraestructuras. La iniciativa ayudaría a conectar a posibles inversores con proyectos.
También intentarán reducir en un 25% para 2025 la brecha entre hombres y mujeres de participación en la fuerza de trabajo, y señalaron que el plan pondría a 100 millones de mujeres más trabajando y reduciría la pobreza.
En declaraciones al final de la reunión, el primer ministro australiano, Tony Abbott, dijo que los países se supervisarían entre sí, monitoreando la aplicación de sus compromisos para fomentar el crecimiento.
El G-20, criticado en los últimos años por ofrecer más palabras que acciones concretas, se vio instado a ofrecer resultados medibles este año. Quizá como respuesta, el grupo dijo que el Fondo Monetario Internacional y la OCDE jugarán un papel en la supervisión y estimando los beneficios económicos del plan.