Por CHRISTOPHER SHERMAN y MARK STEVENSON
ACAPULCO, México / AP
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que no había enfrentado dificultades importantes durante el año y medio que lleva en el cargo, de repente enfrenta varias crisis a la vez.
La administración ha tenido dificultades para responder a crecientes cuestionamientos sobre una mansión comprada por la primera dama a un contratista del gobierno y ha tratado sin mucho éxito de apaciguar las protestas por la desaparición y probable muerte de 43 estudiantes normalistas.
Aunque las autoridades han ofrecido indicios de que fueron asesinados y quemados, los familiares no quieren aceptar que los restos quemados y la ceniza encontradas en varias bolsas en un río cercano al lugar de la desaparición sean los de los estudiantes. La fiscalía tampoco lo afirma de manera oficial.
Pero mientras Peña Nieto se reunía el lunes con su homólogo en China, sus asesores trataban de aclarar las dudas de la compra de la multimillonaria mansión en 2012 a una empresa que resultó ganadora de varios contratos con el Estado de México, cuando Enrique Peña Nieto fungía como gobernador.
El portavoz de la presidencia, Eduardo Sánchez, negó que se hubiera cometido alguna irregularidad en la firma de un contrato que contemplaba que la empresa vendedora le concedía un préstamo a la primera dama, Angélica Rivera, para comprar la suntuosa vivienda.