Por ALMUDENA CALATRAVA y DEBORA REY
BUENOS AIRES / AP

En un depósito de un suburbio de Buenos Aires un ingeniero mexicano y un empresario argentino diluyeron más de dos toneladas de cocaína en aceite y las camuflaron en varios transformadores eléctricos nuevos que volvieron a pintar y embarcaron rumbo a la península de Yucatán, en México.
La droga habría arribado a manos de narcotraficantes mexicanos de no ser por una investigación que instruyó la jueza argentina Sandra Arroyo Salgado, que pidió abrir la carga en Puerto Progreso, una de las terminales marítimas más seguras de México, ante la atónita mirada de los funcionarios de aduana.
Difícilmente ésta es una operación aislada. En los últimos años ha aumentado la entrada de pasta de coca y cocaína a Argentina, que luego es enviada a países de Europa en su mayoría, dijeron expertos, jueces y fiscales argentinos y funcionarios antidroga estadounidenses y europeos a The Associated Press.
Grupos criminales locales y transnacionales han desarrollado una sofisticada logística para convertir la pasta en cocaína y camuflarla con gran pericia y enviarla por rutas inéditas.
El fenómeno ocurre por el auge del cultivo de hoja y producción de pasta de coca en Bolivia y Perú, la porosidad de la frontera argentina con estos países, la infraestructura exportadora del país austral y la ineficacia y corrupción de los organismos de control.
Una porción desconocida de la droga se comercializa en el mercado local, cada vez más lucrativo. Ello ha incrementado la violencia entre bandas que se disputan los territorios de venta y consumo, aunque está lejos de alcanzar los niveles de Honduras, El Salvador o México.
El comercio del alcaloide no tiene la dimensión de otros lugares del continente. En 2013 fueron decomisadas 6,1 toneladas de cocaína en el país, según funcionarios argentinos que no quisieron identificarse porque no están autorizados a hablar del tema. En Perú, Colombia o México, las confiscaciones de la droga alcanzan las cientos de toneladas al año.
Al año circulan entre 70 y 110 toneladas de cocaína por Argentina, según estimaciones de un funcionario federal antidroga de Estados Unidos que habló a condición de que su identidad se mantuviera en el anonimato pues no está autorizado a hablar del tema. El funcionario aclaró, no obstante, que la cifra podría ser mayor a juzgar por importantes decomisos de cocaína realizados en Europa, África y Asia provenientes del país austral.
Los investigadores locales coinciden en que el fenómeno va en aumento. Según la jueza Arroyo, hubo un «preocupante crecimiento (…) en la cantidad y magnitud de procedimientos en los que me ha tocado intervenir en los últimos meses».
En esto coincide Soren Pedersen, portavoz de Europol, organización que reúne a las policías de la Unión Europea, que dice que en los últimos años el papel de Argentina como distribuidor de cocaína «se ha incrementado». Pero no tiene cifras concretas.
El gobierno de la presidenta Cristina Fernández se ha caracterizado por no ofrecer estadísticas oficiales sobre narcotráfico y otros temas sensibles como la inflación o la pobreza. Según funcionarios argentinos, que hablaron bajo la condición de anonimato porque no están autorizados a referirse a este asunto, en el país se han incautado 6,1 toneladas en 2013, 4,9 en 2012 y 6,1 en 2011.
Fernández calificó a Argentina como un país de tránsito de narcóticos y negó que sea productor.
Marcelo Aguinsky, juez en lo penal y económico, dice que «la especialidad argentina es la logística». El país «parece haberse convertido en una importante plataforma logística, merced a que ofrece al mundo variados rubros de exportación en productos primarios e industrializados».
Argentina ha sido reticente a trabajar con autoridades de Estados Unidos para monitorear o interceptar cargamentos, dijo el funcionario federal antidroga estadounidense. Pero los dos países recientemente firmaron un acuerdo de capacitación para las fuerzas de seguridad argentinas.
Según la jueza Arroyo, las pruebas que recaudó en la investigación del embarque de cocaína que incautó en Yucatán indican la presencia de carteles internacionales que usan a Argentina «ya no sólo como ruta estratégica para el contrabando de estupefacientes y actividades de lavado de activos, sino para desarrollar las diferentes etapas de manufactura… preparación y acondicionamiento de cargamentos de magnitud».
La juez, sin embargo, no identificó una organización del narcotráfico en particular.
Estas organizaciones trasnacionales, que cuentan con una fachada de legalidad, desarrollan la operación valiéndose de profesionales bien formados, como contadores, ingenieros, químicos y funcionarios de aduanas.
La droga enviada a Puerto Progreso entró por Bolivia. Raúl Reynoso, juez federal de Orán, ciudad cercana a la frontera boliviana, ha incautado en los últimos nueve años 18 toneladas de marihuana, cocaína, pasta base de coca y heroína.

 

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