Por CHRISTOPHER SHERMAN,
MATAMOROS,
Agencia AP

Las autoridades están investigando una posible conexión con la policía en el asesinato de tres ciudadanos estadounidenses que estaban de visita en México para ver a su padre cuando fueron tiroteados junto a un amigo mexicano, más de dos semanas después de su desaparición.

Los padres de los tres hermanos, cuyos cuerpos fueron identificados ayer, dijeron que testigos reportaron que fueron secuestrados por hombres vestidos de policías que se identificaron como «Hércules», una unidad estratégica de seguridad en la violenta ciudad fronteriza de Matamoros, muy golpeada por las luchas del cartel. Nueve de las 40 unidades de policías están siendo investigadas, dijo el fiscal general del estado de Tamaulipas, Ismael Quintanilla Acosta.

Este sería el tercer caso reciente de supuesto abuso y asesinato a manos de las fuerzas de seguridad mexicanas y el primero en que hay estadounidenses implicados.

El país está ya inmerso en el caso de 43 estudiantes desaparecidos en el estado sureño de Guerrero, que está en manos de un alcalde y una policía que trabajan con un cartel de la droga. Hay 56 personas detenidas, incluyendo docenas de agentes. En junio, soldados mataron a 22 presuntos miembros de pandillas en el estado de México y después intentaron alterar la escena e intimidar a testigos para esconder el hecho de que la mayoría de los fallecidos fueron ejecutados cuando ya se habían rendido, dijo la semana pasada un reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Tres soldados se enfrentan a cargos por asesinato.

«Se aplicará todo el peso de la ley y cero tolerancia», dijo el gobernador del estado de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, al tiempo que lamentó la muerte de los tres estadounidenses y del ciudadano mexicano, a pesar de que sus identidades no han sido confirmadas oficialmente por prueba de ADN.

El portavoz presidencial, Eduardo Sánchez, no quiso realizar comentarios cuando fue preguntado por el nuevo caso. La embajada de Estados Unidos informó que estaba al tanto de las informaciones pero que no tenía información para compartir «por consideraciones de privacidad».

El padre de los tres estadounidenses, Pedro Alvarado, identificó a sus hijos por fotografías de los cadáveres que tenían tatuajes, dijo Quintanilla en declaraciones a Radio Fórmula. La ropa encontrada con los cuerpos también correspondía a la Érica Alvarado Rivera, de 26 años, y sus hermanos Alex, de 22, y José Ángel, de 21, que desaparecieron el 13 de octubre con José Guadalupe Castañeda Benítez, el novio de 32 años de Érica Alvarado.

Cada uno de los fallecidos recibió un disparo en la cabeza y sus cuerpos estaban quemados, posiblemente por una larga exposición al sol, dijo Quintanilla.

Las autoridades de Tamaulipas dijeron que podrían pasar entre 24 y 48 horas hasta que las pruebas de ADN confirmen que los cuerpos corresponden a los hermanos Alvarado, que fueron vistos por última vez en El Control, un pequeño pueblo cerca de la frontera con Texas al oeste de Matamoros, a punto de regresar a su casa en Progreso, Texas.

«Eran buenos chicos», dijo una tía, Nohemí González. «No sé por qué les hicieron eso».

Los tres hermanos Alvarado compartían con su madre una modesta casa de ladrillos en una calle tranquila de Progreso, ciudad ubicada a menos de cinco kilómetros (tres millas) de la frontera entre Texas y México. Érica, quien deja cuatro hijos de entre 3 y 9 años, iba a comenzar a estudiar el mes próximo para convertirse en auxiliar de enfermería.

Los hermanos José Ángel y Alex deberían estar ahora en Missouri. Hace más de una semana debieron haber comenzado su peregrinaje anual como trabajadores agrícolas migrantes, dijo González. Cuando no estaban trabajando, dividían su tiempo entre la casa de su madre en Texas y la de su padre en México.

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