Por GISELA SALOMON
DORAL, Florida, EE.UU. / AP

A unos cinco minutos en automóvil del restaurante Mondongo’s, donde Scott efectuó uno de los actos de su campaña por la reelección a mediados de septiembre, su contrincante demócrata Charlie Crist ha montado una oficina en la que una veintena de voluntarios se reúne diariamente a efectuar llamadas telefónicas y visitar casa por casa a vecinos de Doral, un área vecina a Miami donde cerca del 80% de la población es hispana, principalmente sudamericana.
Tanto la campaña demócrata que impulsa a Crist a la gobernación, como la republicana de Scott, están llegando a lugares donde algunos años atrás era impensable que acudieran en busca de votantes. La razón: el creciente electorado hispano de la Florida, que se ha diversificado y ha dejado de ser solamente cubano-estadounidense, convirtiéndose en un voto clave para los políticos que aspiren a ocupar un cargo electoral en los comicios del 4 de noviembre.
La importancia del voto hispano es tal que por primera vez en la historia de la Florida los dos grandes partidos postulan a hispanos como candidatos a vicegobernadores. Scott escogió al cubano-estadounidense Carlos López Cantera como compañero de fórmula en la boleta republicana y el exgobernador Crist eligió a la colombiano-estadounidense Annette Taddeo.
«Si uno mira los resultados de las contiendas en los últimos años, es un voto que ha sido decisivo para determinar quién gana y quién pierde en la Florida», explicó Fernand Amandi, analista de la consultora Bendixen and Amandi International.
De acuerdo con información del Censo, la población hispana de la Florida ascendía a casi 4.5 millones de Hispanos en 2012, equivalente al 23% del total de residentes del estado.

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