Por JENNIFER PELTZ,
RACHEL LA CORTE,
OTTAWA,
Agencia AP

El retrato que estaba emergiendo de Michael Zehaf-Bibeau es fragmentado: un inadaptado que se pasó más de cinco años sin visitar a su madre. Un adicto al crack que una vez dijo a un sicólogo que quería ser encarcelado para vencer su adicción. Un residente de un albergue para desamparados que habló de su deseo de irse a Libia o a Siria y se molestó cuando no pudo obtener un pasaporte.

Un día después de que el canadiense de 32 años lanzase lo que el primer ministro llamó un ataque terrorista, un alto funcionario policial dijo el jueves que Zehaf-Bibeau -cuyo padre era libio- pudiera haber estallado en exasperación sobre las demoras para conseguir su pasaporte.

«Pienso que eso estaba en el centro de lo que lo motivó», dijo el comisionado de la Real Policía Montada Bob Paulson.

Zehalf-Bibeau mató a tiros a un soldado que montaba guardia en el monumento nacional a los caídos en guerras de Canadá el miércoles, antes de irrumpir en el edificio del parlamento, donde tras un tiroteo fue baleado por el sargento en armas. La policía dijo que Bibeau estaba armado con un fusil Winchester con acción de palanca, un arma relativamente lenta.

El ataque fue el segundo contra soldados canadienses en tres días y forzó al país a confrontar el peligro de ciudadanos radicalizados en su territorio y expuso puntos débiles en seguridad.

— Durante el ataque, el primer ministro Stephen Harper se escondió en un espacio del tamaño de un closet en una sala parlamentaria. Los policías asignados a protegerle estaban al otro lado de las puertas de la sala. Los policías ahora custodian al premier todo el día, adondequiera que vaya.

— Después de la tragedia, todos los miembros de las fuerzas armadas canadienses recibieron instrucciones de no lucir sus uniformes en público cuando realizan actividades como irse de compras o comer en restaurantes.

— A inicios de esta semana, la policía montada dijo que unas 90 personas en todo el país son sospechosas de planear sumarse a combatientes extremistas en el extranjero o han regresado de esas actividades, pero Zehaf-Bibeau no estaba en esa lista y no era vigilado, en parte porque no fue sino hasta después del tiroteo que las autoridades se enteraron de boca de su madre que él quería irse a Siria, donde grupos extremistas como el Estado Islámico están combatiendo.

El pasaporte de Zehaf-Bibeau no había sido revocado, ni su solicitud rechazada, pero las autoridades estaban investigando si debían entregarle un pasaporte, dijo Paulson.

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