BEIRUT
Agencia AP
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que tiene su sede en Gran Bretaña y depende de una red de activistas sobre el terreno, indicó que 553 personas murieron desde el inicio de los ataques aéreos el 23 de septiembre, incluyendo 32 civiles. Entre los civiles había seis niños y cinco mujeres.
El grupo dijo haber documentado la muerte de 464 combatientes del grupo Estado Islámico, indicando que el número real podría ser mucho más alto. Otros 57 combatientes del Frente Nusra, un grupo vinculado a Al-Qaeda, murieron en ataques aéreos en la provincia norteña de Alepo e Idlib, añadió el Observatorio.
Muchos de los milicianos de Estado Islámico han muerto cerca o dentro de la ciudad siria de Kobani, objeto de una gran ofensiva yihadista desde mediados de septiembre. Los combatientes de Estado Islámico han tomado docenas de pueblos curdos y obligado a más de 200 mil personas a refugiarse en la vecina Turquía.
El Mando Central estadounidense dijo esta semana que sus fuerzas habían realizado más de 135 ataques aéreos contra unidades de Estado Islámico dentro y alrededor de Kobani, matando a cientos de sus milicianos.
«En combinación con la resistencia continuada a ISIL sobre el terreno, las indicaciones son que estos ataques han frenado los avances de ISIL en la ciudad, matando a cientos de combatientes y destruyendo o dañando decenas de piezas de equipo de combate y posiciones de ataque», indicó el Mando Central en un comunicado, empleando un acrónimo para referirse al grupo extremista.
Un periodista de la Associated Press en el lado turco de la frontera dijo que el jueves podían oírse disparos de ametralladoras pesadas procedentes de la ciudad.
Por otro lado, el Observatorio informó de cuatro ataques aéreos de la coalición liderada por Washington contra pozos petrolíferos en el campo de Jafra, en Deir al-Zur, el miércoles por la tarde.
También los Comités de Coordinación Local, un grupo activista, informaron el jueves de los ataques.
La coalición liderada por Estados Unidos ha emprendido una agresiva campaña contra instalaciones petrolíferas controladas por el grupo extremista, que suponen una importante fuente de ingresos para los milicianos. Pero estos ataques también pueden poner en peligro a los civiles, lo que socavaría los esfuerzos a largo plazo por destruir al grupo armado.
Además, los ataques contra la industria petrolera, incluyendo refinerías, han provocado una gran subida en el precio de productos derivados del petróleo en las zonas de Siria bajo control