DONETSK
Agencia DPA
Informes no confirmados hablan de al menos dos muertos, con lo que en total habrían muerto en la zona 15 civiles en los últimos días. El viernes se reunieron en Milán el presidente ruso, Vladimir Putin, y el ucraniano, Petro Poroshenko, pero no consiguieron llegar a un acuerdo que resuelva la crisis.
Una semana antes de las elecciones parlamentarias en Ucrania, los separatistas reiteraron su intención de impedir que se vote en las zonas bajo su control. Además, se ha comenzado a nacionalizar las empresas, anunció el líder separatista Alexander Sajarchenko en Donetsk.
El gobierno de Kiev acusa a los prorrusos de estar saqueando las compañías. Ambas partes acordaron a principios de septiembre una tregua, pero ésta es muy inestable.
Mientras tanto, en una entrevista con la revista financiera alemana «Wirtschaftswoche», el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Pavel Klimkin, dijo que su país necesita mucha más ayuda que los 30 mil millones de dólares (unos 23 mil 500 millones de euros) con los que se ha comprometido Occidente.
«En este momento estimamos que habrá una caída de entre el siete y el ocho por ciento del producto interno bruto (PIB)», indicó. En el este, que aportaba aproximadamente una séptima parte del PIB, las compañías están paralizadas, explicó.
La crisis también afecta a Rusia. El viernes, la agencia de calificación crediticia Moody’s rebajó la nota del país en un nivel, a «Baa2», con perspectiva «negativa», por lo que es posible que en el futuro cercano se registren nuevas bajadas.
De esta forma Rusia quedó más cerca -a dos escalones- de que sus bonos se ubiquen en el nivel «basura», lo que significa que su deuda es de alto riesgo.
La agencia de calificación indicó que la rebaja se debe a que la crisis en Ucrania representa una amenaza para las perspectivas de crecimiento en el país y aumenta la posibilidad de una progresiva fuga de capitales.