OSLO,
Agencia AP

La noticia desató celebraciones en las calles de Míngora, donde nación Malala y el principal pueblo del volátil valle Swat de Paquistán. Los residentes se felicitaban entre sí y distribuían dulces. En la escuela pública local Khushal, que pertenece al padre de Malala y donde ella estudiaba, los estudiantes danzaban y brincaban de felicidad.

Malala tenía apenas 11 años cuando comenzó a hacer campaña en favor de la educación de las niñas, hablando en entrevistas para la televisión. Los talibanes habían invadido su natal Míngora, aterrorizando a los residentes, amenazando con volar escuelas para mujeres y ordenando a profesoras y estudiantes que vistieran burkas que las cubrían completamente.

El 9 de octubre de 2012, un talibán le disparó a la cabeza. Sobrevivió gracias a la suerte —la bala no entró en su cerebro— y a la rápida intervención de médicos británicos que estaban de visita en Pakistán.

Fue llevada en avión a Gran Bretaña para recibir tratamiento especializado y logró recuperarse. Malala vive actualmente con su padre, su madre y dos hermanos en la ciudad inglesa de Birmingham, a donde asiste a una escuela local. En estos años ha recibido una lluvia de galardones de organizaciones de los derechos humanos, incluso el premio Sajarov del Parlamento Europeo.

Ziauddin Yousufzai, padre de la joven, dijo a The Associated Press que el Nobel impulsará a «Malala a mejorar su capacidad para trabajar en favor de la educación de las niñas». El ministro del interior de Pakistán Chaudhry Nisar Ali Khan felicitó a la nación, a Malala y su familia.

Satyarthi, el otro galardonado, ha estado al frente de un movimiento global para terminar con la esclavitud y la explotación laboral infantil desde 1980, cuando abandonó su carrera como ingeniero eléctrico. Ha encabezado el rescate de decenas de miles de niños y desarrolló un exitoso modelo para su educación y rehabilitación.

«La esclavitud infantil es un crimen contra la humanidad. La humanidad misma está en riesgo aquí», dijo Satyarthi el viernes a The Associated Press desde su oficina en Nueva Delhi. «Si hay un niño esclavo en cualquier parte del mundo, es una mancha contra la humanidad. Es una desgracia».

El comité del Nobel destacó de ambos «su lucha contra la represión de los niños y los jóvenes y el derecho de todos los niños a recibir educación».

Satyarthi, de 60 años, ha mantenido la tradición de Mahatma Gandhi y dirigió diversas formas de protesta pacíficas «centrándose en la grave explotación de los niños con fines económicos», dijo el comité de los Nobel.

El comité consideró «un punto importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan a una lucha común por la educación y contra el extremismo».

Artículo anteriorPiden que CICIG investigue a diputado Gudy Rivera
Artículo siguienteLa justicia… al revés