Por JORGE SAINZ,
MADRID
Agencia AP
La administración del conservador Partido Popular había planteado eliminar la disposición actual que permite el aborto libre hasta la semana 14 de embarazo. La propuesta quería derogar la ley de 2010 y permitir la interrupción de la gestación en circunstancias excepcionales como los embarazos que resulten de una violación o cuando existiera riesgo vital para la madre o el feto.
El anuncio lo hizo el propio presidente Mariano Rajoy. El mandatario explicó que el aborto es una cuestión sensible que afecta a las convicciones de las personas, pero precisó que no puede avanzar en la reforma con el rechazo de la oposición en bloque.
«No podemos tener una ley que cuando llegue otro gobierno la cambie», dijo.
Rajoy señaló que su gobierno sí modificará el artículo de la legislación referido a las embarazadas de 16 y 17 años. Las menores necesitarán consentimiento paterno para la interrupción del embarazo. Hasta ahora, sólo estaban obligadas a informar a los padres pero no precisaban su autorización.
Horas después, Alberto Ruiz-Gallardón, artífice del borrador, anunció su renuncia como ministro de Justicia y su salida de la política después de 30 años en la primera línea.
«Más que desautorizado, lo que siento es que no he sido capaz de cumplir el encargo», dijo Ruiz-Gallardón en rueda de prensa. «No he tenido la capacidad de convertir en proyecto de ley el anteproyecto».
Agregó que «no soy la persona para llevar adelante con convicción la nueva forma de regulación del aborto que ha sido anunciada por el presidente del gobierno».
Ruiz-Gallardón dio por concluida su carrera política tras la renuncia. Fue alcalde de Madrid durante nueve años y alguna vez sonó como candidato a la presidencia.
La reforma del aborto fue una de las grandes promesas del Partido Popular en las elecciones que lo llevaron al poder en 2011. El discurso histórico del partido en esta materia siempre ha estado vinculado a los postulados de la Iglesia católica.
Pero Rajoy nunca llegó a encontrar un equilibrio en el proyecto, que jamás pasó de un borrador por la polémica generada. La oposición de izquierda rechazó la reforma, que interpretó como una vuelta al pasado y un ataque al derecho de las mujeres. Mientras la jerarquía católica y los grupos más cercanos a la misma lo atacaron por quedarse corto y no prohibir el aborto por completo.
La plataforma Derecho a la Vida, que ha movilizado a decenas de miles de personas en manifestaciones contra el aborto, acusó al presidente de «traidor».
«Estamos ante un presidente que ha demostrado que es capaz de traicionar a su base social», dijo Gádor Joya, portavoz de Derecho a la Vida. «A partir de ahora se va a encontrar con una campaña muy dura e intensa para que los españoles le retiren su voto», agregó.