Pope Francis waves as he boards a plane on his way to Albania, at Rome's Fiumicino international airport, Sunday, Sept. 21, 2014. Pope Francis, who is is traveling to Albania for a one-day trip, said he wanted to visit the country to highlight the rebirth of Christianity that was brutally wiped out during communist rule, and to showcase how Catholics, Orthodox and Muslims are working together now to govern the country. (AP Photo/Andrew Medichini)

Por LLAZAR SEMINI y Nicole Winfield
TIRANA / Agencia AP

La seguridad era más alta de lo habitual durante la visita de Francisco, entre noticias de que milicianos entrenados en Irak y Siria habrían regresado al país y podrían suponer una amenaza.

El Vaticano insistió en que no se habían tomado medidas especiales, pero la interacción de Francisco con la multitud fue muy diferente a la de sus viajes anteriores. Su vehículo descubierto recorrió deprisa el principal bulevar de Tirana, sin detenerse ni una vez para que Francisco saludara a los fieles como es su costumbre.

El Papa tan sólo besó a algunos bebés al final del recorrido, camino de la plaza donde celebró una misa. Policías albaneses uniformados formaban cadenas humanas para mantener a raya a la multitud, mientras los guardaespaldas del pontífice montaban guardia subidos a la parte de atrás de su coche o corriendo a su lado. El Ministerio albano del Interior prometió una protección «máxima» con 2.500 agentes policiales y patrullas reforzadas en los pasos fronterizos.

En un discurso al comienzo de su visita, Francisco dijo al presidente, Bujar Nishani, a las autoridades albanesas y los diplomáticos que acudieron, que la armonía interreligiosa de Albania es un «ejemplo inspirador» para el mundo, demostrando que la coexistencia entre cristianos y musulmanes no sólo es posible, sino también beneficiosa para el desarrollo de un país.

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