Por LUIS ANDRES HENAO,
SANTIAGO,
Agencia AP

El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, confirmó la detención de dos hombres y una mujer. Se sospecha que uno perpetró el atentado y los otros dos fueron sus cómplices. No se dieron a conocer sus identidades.

La explosión del 8 de septiembre en una zona comercial conectada con el metro dejó 14 heridos en la capital.

Espero que haya «sentencia condenatoria para estos hechos que son extremadamente graves, que afectan a todo el colectivo que conforma la sociedad chilena», dijo el fiscal regional Raúl Guzmán. «Nuestro país no merece vivir bajo el temor de este tipo de actos».

El fiscal nacional Sabas Chahuán informó el jueves que los sospechosos forman parte de una «célula anarquista acotada» y que también podrían estar implicados en una bomba que fue colocada en otra estación de metro en Santiago el 12 de julio, cuando causaron daños materiales pero ningún herido.

El martes, la presidenta Michelle Bachelet aprobó medidas de seguridad y poderes ampliados para investigar los ataques.

Santiago es una de las capitales más seguras de América Latina, pero se han colocado al menos 29 artefactos explosivos en lo que va del año. Algunos no explotaron, y ninguno de los anteriores al del 8 de septiembre causó víctimas.

Las autoridades dicen que grupos anarquistas han colocado muchas de las 200 bombas en la década pasada. El único fallecimiento, y otros heridos de gravedad, fueron sufridos por los mismos que colocaban artefactos que estallaron antes de tiempo.

En algunos casos, grupos anarquistas han dicho que colocaron los explosivos para exigir la libertad de dos anarquistas chilenos presos en España por provocar una explosión en la catedral de Zaragoza el año pasado.

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