Por PETER ORSI,
MEXICO
Agencia AP
Los remanentes de Odile, que había sido degradada de huracán de categoría 3 a tormenta tropical, eran anticipados en Arizona el miércoles por la tarde, especialmente en el área de Tucson, aunque los meteorólogos pronosticaron que Phoenix también podría verse afectada por lluvias y fuertes vientos.
El Centro Nacional de Huracanes dijo que algunos sectores de Arizona y Nuevo México podrían recibir de 15 a 23 centímetros (6 a 9 pulgadas) de lluvia, con posibles inundaciones relámpago.
En México, residentes del balneario de Baja California Sur afectados por la falta de electricidad y agua potable, formaron largas filas para recibir suministros de emergencia. Hubo denuncias aisladas de saqueos. Mientras tanto, los turistas fueron evacuados en aviones militares y comerciales desde el aeropuerto internacional de Los Cabos, que siguió cerrado a vuelos comerciales debido a daños padecidos cuando Odile pasó por la zona el domingo por la noche y el lunes.
Los viajeros eran trasladados gratuitamente por aire a aeropuertos en Tijuana, Mazatlán, Guadalajara y Ciudad de México para alcanzar vuelos de conexión. Unos 685 turistas estadounidenses que llegaron a Tijuana fueron conducidos a la frontera el martes por la noche para que regresaran a su país.
Carla Tapia de Mexicali dijo que su familia recibió prioridad en el aeropuerto por estar con dos hijos pequeños. Aun así, tuvieron que esperar seis horas para salir.
«La destrucción duró horas», dijo del huracán.
Fatai Oshi-Ojuri, un turista de Oakland, California, que llegó a México con su novia para celebrar sus 30 años, fue uno de los primeros en salir en un jet de la policía federal.
Afirmó que el aeropuerto de Los Cabos era un caos con paneles del techo y postes eléctricos derribados y ventanas rotas. «Parecía una escena de la película ‘The Walking Dead»’, dijo por teléfono desde Mazatlán, donde aguardaba un vuelo de Alaska Airlines a Los Angeles.
Las autoridades calcularon que tardarán dos días para evacuar a los 30.000 turistas que fueron albergados en refugios temporales u hoteles usados como refugios. Unos 26.000 son extranjeros, principalmente de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña.