Washington,
Agencia dpa

Los líderes religiosos dicen en la misiva que las acciones ejecutivas que anuncie Obama «no debe hacerse en detrimento del debido proceso y del acceso a protección humanitaria para los niños y las familias que huyen de la violencia en Centroamérica».

La carta está firmada por 41 líderes de distintas confesiones religiosas: cristianos, judíos y musulmanes.

El reverendo John McCullough, presidente del Servicio Mundial de las Iglesias, dijo que el mensaje que quieren enviar a Obama es claro: «no negocies con la vida de nuestros niños».

McCoullough recordó que muchos niños y padres centroamericanos están huyendo de sus país para salvar sus vidas- «Están desesperados. La violencia les ha hecho huir», explicó el reverendo, que lamentó que algunos niños que habían sido deportados de Estados Unidos a Honduras fueron asesinados cuando regresaron a su país de origen.

Los líderes religiosos se oponen a que se modifique la llamada ley William Wilberforce de Reautorización para la Protección de Víctimas del Tráfico de Personas (TVPRA por sus siglas en inglés) de 2008, que aumentó significativamente la protección de niños indocumentados no acompañados en Estados Unidos.

«Todos estamos de acuerdo en que las protecciones deben mantenerse y que no deben ser utilizadas como moneda de cambio», señaló la reverenda Sharon Watkins, líder de los Discípulos de Cristo. «Ahora que necesitamos estas protecciones más que nunca, no es hora de dar marcha atrás», añadió la reverenda.

La ley Wilberforce, aprobada durante la administración de George W. Bush, impide la deportación acelerada de niños migrantes indocumentados originarios de países no fronterizos con Estados Unidos.

Los republicanos quieren que los niños centroamericanos sean tratados de la misma manera que los mexicanos, es decir, que puedan ser deportados de forma rápida a sus países de origen. Los demócratas se oponen al considerar que los menores estarían menos protegidos que en ahora.

La Casa Blanca todavía no ha dicho si está a favor de modificar la ley del 2008, como quieren los republicanos, o prefiere dejarla tal como está.

Los activistas pro inmigrantes temen que si se acelera el proceso de deportación de los menores centroamericanos, éstos tendrán menos tiempo para preparar sus casos y más posibilidades de que sean deportados a sus países de origen, lo que podría significar su muerte, ya que muchos de ellos han huido de la violencia de las pandillas y de los carteles de droga.

Tras el fracaso de la reforma migratoria, Obama anunció en junio que después del verano actuará por decreto en materia de inmigración para reparar el sistema migratorio actual roto. La Casa Blanca, sin embargo, todavía no ha precisado cuándo el presidente anunciará sus acciones ejecutivas.

La prensa estadounidense especula sobre si lo hará antes o después de las elecciones legislativas de noviembre, en las que se renueva la totalidad de los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio de los 100 escaños del Senado.

Muchos congresistas demócratas están empezándose a ponerse nerviosos porque temen el efecto que las acciones ejecutivas de Obama pudieran tener en los resultados de los comicios. Los demócratas, que ya son minoría en la Cámara de Representantes, podrían perder la mayoría en el Senado.

Desde el pasado mes de octubre, más de 63.000 niños indocumentados no acompañados han cruzado la frontera entre México y Estados Unidos, la mayoría de ellos procedentes de El Salvador, Honduras y Guatemala.

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