Washington,
Agencia dpa
En la primera noche sin toque de queda desde el sábado, la tensión volvió apoderarse de las calles de Ferguson, un localidad de 21 mil habitantes cercana a St. Louis.
La decisión del gobernador de Missouri, Jay Nixon, de enviar a la Guardia Nacional no sirvió para restaurar la calma, diez días después de la muerte del joven afroamericano Michael Brown, que a pesar de ir desarmado recibió al menos seis disparos, según los resultados preliminares de una autopsia privada.
Manifestantes violentos lanzaron cócteles mólotov y botellas a la policía y algunos de ellos dispararon contra los agentes, según confirmó en rueda de prensa el capitán Ron Johnson, jefe de la policía estatal de Missouri.
Johnson instó a los manifestantes a protestar durante el día y evitar la noche, momento en el que suelen tener lugar los disturbios. «No queremos que otra persona pierda la vida en esta comunidad», dijo el jefe de la policía estatal de Missouri.
Por su parte, la policía lanzó gases lacrimógenos y utilizó dispositivos acústicos que emiten sonidos que provocan dolor para tratar de dispersar a los manifestantes.
La policía se incautó de dos pistolas y un cóctel mólotov.
Un fotógrafo y dos periodistas alemanes fueron arrestados y más tarde puestos en libertad. Se trata de Ansgar Graw, corresponsal del diario «Die Welt»; de Frank Hermann, de «Stuttgarter Zeitung» y «Standard» y del fotógrafo Scott Olson, de la agencia de fotografía Getty.
El Distrito Escolar de Ferguson-Florissant anunció noche que las escuelas permanecerán cerradas hasta la próxima semana. Se espera que mañana viaje a esta localidad de Missouri, el fiscal general Eric Holder, quien ha ordenado a un médico forense federal que realice otra autopsia al cadáver de Brown.
La autopsia preliminar muestra que Brown recibió varios disparos: dos en la cabeza y cuatro en su brazo derecho. Todos los disparos se hicieron de frente. Una de las balas entró por la parte superior del cráneo, lo que podría indicar que Brown estaba inclinado hacia delante en el momento de recibir ese disparo mortal.
Darren Wilson, el policía de Ferguson de 28 años que disparó, está en libertad y de baja con sueldo. La familia del fallecido ha pedido que el agente sea detenido.
Los disturbios comenzaron el pasado 10 de agosto, cuando una vigilia pacífica por la muerte el día antes de Brown acabó en disturbios, saqueos de tiendas y algunas ventanas de coches rotas.
Las versiones de la policía y los testigos sobre lo que ocurrió el 9 de agosto difieren, cuando Brown, que se encontraba paseando con un amigo por el barrio de su abuela, murió.
La policía sostiene que uno de los hombres empujó al policía dentro de su coche patrulla, que éste le atacó e intentó quitarle el arma. Hubo un disparo desde dentro del coche patrulla y después la pelea continuó en la calle. Brown, que iba desarmado, recibió al menos seis disparos. Tras el incidente, el policía tuvo que ser tratado por sus heridas.
Sin embargo, varios testigos aseguran que el agente Wilson disparó a Brown cuando éste intentaba huir.
Dorian Johnson, el amigo con el que iba Brown cuando ocurrió el altercado con el policía, ha explicado que Wilson les dijo que salieran de la calle, cogió a su amigo por el cuello e intentó empujarlo dentro del coche patrulla antes de sacar su arma y disparar una vez. Brown empezó a correr y el policía disparó contra él varias veces, según la descripción dada por su amigo de lo ocurrido.
Su amigo y otros testigos asegura que Brown tenía las manos levantadas, símbolo de rendición, cuando el policía disparó.