La ciudad de São Paulo, con más de 11 millones de habitantes, es aborrecida por su incesante tránsito, retratada como “jungla de cemento” y muchos influenciadores de viajes recomiendan visitarla por poco tiempo, pero en sus calles esconde maravillas a plena luz del día y es la prueba de que el arte combina a la perfección con el hormigón.
Cuando caminen la ciudad, “no se olviden de mirar para arriba, que tienen frente a sus ojos uno de los mayores museos al aire libre del mundo”, esa es la recomendación de Luan Cardoso, el curador del Festival NALATA, que hace cinco ediciones llena de color los edificios paulistas.
También, afirma que la calle funciona como un vehículo para democratizar el arte a las clases más populares que, en muchos casos, el único contacto que tienen con este en su día a día son los murales en los edificios o los grafitis que ven desde la ventana del autobús.
“La cantidad de visitantes que tenemos en los museos más grandes de la ciudad es muy poca comparada con las personas que caminan las calles, y lo que hacemos colocando estos murales en los edificios es acercar a la persona común, trabajadora, al arte”, sostiene.
El arte urbano tiene en @kobrastreetart uno de sus mayores exponentes. Aquí un ejemplo en São Paulo. ¡Nos inspiran las ciudades! pic.twitter.com/ZI9UHlqGtq
— LA Network (@La_network) August 13, 2024
Pri Barbosa, artista visual paulistana, que es reconocida por sus retratos a mujeres en colores cálidos, cuenta que a su entender el arte urbano es una de las manifestaciones más importantes del arte contemporáneo, aunque confiesa que todavía hay una segregación.
“Los artistas urbanos dialogamos con el espacio, dialogamos con el ‘ahora’, dialogamos con la gente que pasa por la ciudad. Es fundamental que pensemos en los espacios destinados al arte como algo más que espacios privados”, afirma.
Hace cuatro años que su mural “Granada”, hecho en el marco del Festival NALATA donde retrata a una mujer con el rostro cubierto por un pasamontañas y sosteniendo en su mano la fruta como si fuese un explosivo, vigila los autos que pasan por una transitada avenida de la ciudad.
REVOLUCIÓN, GRAFITTI Y «LA MAREA GRIS»
Enivo, oriundo de São Paulo, es un pintor defensor del grafiti, expresión artística que lo acompañó desde muy temprana edad y de la que hace 20 años imparte talleres.
“Mi primer grafiti en la calle fue a los 12 años de edad. De muy joven ya caminaba la ciudad esparciendo mi nombre, y nunca más paré”, relata el artista que forma parte del Festival NALATA.
El grafiti despierta opiniones diversas: algunos especialistas del mundo cultural aún discuten si es arte o vandalismo y, a lo largo de distintos gobiernos, la clase política ha adoptado diferentes medidas sobre este tema en las ciudades.
En 2017, el entonces alcalde de São Paulo, João Doria, prometió “tolerancia cero” para con los artistas callejeros e instauró el programa ´Ciudad linda´ en el que se dedicó días a cubrir murales y grafitis con pintura gris.
La conmoción que generó «la marea gris» fue tal que el secretario de Cultura de ese momento dijo en una entrevista que la ciudad “estaba demasiado ceniza”.
Para Enivo, lejos de dañar la ciudad, el grafiti es una herramienta que “transforma” y le da “una nueva vida” a “lugares que a menudo están desocupados, mal cuidados, en estado de deterioro”.
Afirmó que esa política adoptada en 2017 solo hizo que São Paulo se transforme en “una gran pizarra, un gran cuaderno para que la gente firme las páginas” y que actualmente es imposible pensar la ciudad separada de su arte.
Con información de EFE
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