
En un suceso inédito para la conservación de fauna ibérica, un fotógrafo aficionado ha capturado las imágenes de un ejemplar completamente blanco del lince ibérico en la provincia de Jaén, Andalucía. El hallazgo marca un antes y un después en los estudios de la especie endémica de la península.
El avistamiento se produjo a principios de octubre, cuando el fotógrafo, mediante cámaras de fototrampeo, detectó el pelaje inusual del felino en una de las zonas montañosas del sur español. Las autoridades de conservación decidieron mantener la ubicación exacta en reserva para proteger al animal de la caza furtiva.
Según Infobae, el ejemplar no representa albinismo ni leucismo, ya que conserva las características manchas oscuras típicas de la especie. Los expertos aún investigan las causas de su pigmentación blanca, que podrían deberse a factores genéticos o ambientales.
UN DESCUBRIMIENTO QUE ROMPE ESQUEMAS
De acuerdo con National Geographic, el lince ibérico ha experimentado una notable recuperación demográfica en los últimos años, lo que ha permitido que este tipo de variaciones cromáticas puedan observarse en libertad. Actualmente, se estima una población de más de 2 400 ejemplares en España y Portugal, tras décadas en peligro crítico.
Este ejemplar, identificado provisionalmente por el fotógrafo como “Satureja”, ha captado la atención de científicos y naturalistas por su particular coloración, aún sin explicación concluyente. La comunidad biológica lo considera un “fantasma del bosque mediterráneo” por su rareza visual.
El hallazgo refuerza la importancia de los programas de conservación, seguimiento genético y restauración de su hábitat, ya que demuestra que la especie no solo subsiste, sino que puede presentar nuevas variables biológicas que amplían su estudio.
ENTRE LA MARAVILLA NATURAL Y LOS RIESGOS LATENTES
Informó El País que, aunque la especie ha salido oficialmente de la categoría de “en peligro crítico”, continuar vigilando su evolución es clave, pues amenazas como la reducción de presas (principalmente conejos), atropellos o degradación del hábitat siguen presentes. Este ejemplar blanco enfatiza la fragilidad y singularidad del ecosistema del lince.
El fotógrafo, quien prefirió preservar su anonimato más allá de su identidad, relató que “solo tardé segundos en ver ese bulto blanco; fue como presenciar un milagro de la naturaleza”. Añadió que después dedicó semanas a confirmar la presencia del animal antes de divulgar las imágenes.
Los investigadores esperan ahora poder obtener muestras genéticas con mínimo impacto para determinar si el cambio de pigmentación responde a una mutación hereditaria, un efecto ambiental poco conocido o un fenómeno excepcional aislado.




 
							




