
Dos perros estadounidenses con un récord Guinness por su tamaño, Reginald, por el más alto, y Pearl por la más pequeña, se conocieron en una “cita de juego” que fue organizada por sus dueños para ver la interacción entre los dos perros.
Reginald (o Reggie), es un gran danés de siete años de Idaho, este supera en altura a la mayoría de perros, incluso con los de su misma raza, y posee el récord Guinness al perro vivo más alto (macho), midiendo 1.007 metros desde el suelo hasta la cuz (la unión entre la espalda y el cuello)
Con su impresionante tamaño, ahora cuenta con una nueva amiga, Pearl, una chihuahua de cuatro años de Florida, quien tiene el título opuesto: «la perra viva más pequeña», con solo 9,14 centímetros de altura.
When Pearl, the world’s smallest dog, met Reggie, the world’s tallest dog pic.twitter.com/VbYVcELKuq
— Guinness World Records (@GWR) April 30, 2025
Aunque la diferencia entre ambos es abismal, un aproximado de 91,5 centímetros, esto es equivalente a un bate de béisbol o una guitarra acústica, sus dueños descubrieron que tienen mucho más en común de lo que parece.
LA HISTORIA DE REGGIE
La cuidadora del gran danés Reggie, Sam Johnson, dijo que «Desde que lo adopté hasta que cumplió aproximadamente año y medio, no dejó de crecer, como un crecimiento sin pausa y todo el mundo me decía: ‘Es increíblemente alto y que nunca habían visto un perro más grande que él'».
«El nombre de Reginald no refleja su personalidad», confesó Sam entre risas. «Suena muy duro y formal, pero en realidad es un tierno gigante. ¡Se comporta como un niño pequeño: juguetón, expresivo, y muy claro para exigir lo que quiere… y cuándo lo quiere!»
Sam también bromeó: «La gran ventaja de tener un perro tan alto es que no tengo que agacharme para acariciarlo; siempre está a la altura de mi mano. Mi cara nunca está seca porque siempre me está lamiendo, y mi corazón siempre está lleno porque él es lo mejor que tengo».

Debido al descomunal tamaño de Reggie, la familia Johnson, ha tenido que adaptar su rutina y los espacios en los que conviven, ya que es tan grande que puede comer directamente de una mesa normal, por lo cual le enseñaron a comer únicamente en su plato, el cual está elevado a más de 60 centímetros del suelo.
Además, la familia le brinda sus propios lujos, ya que cuenta con su propio lavado para beber, y cuando tiene sed puede tomar el agua directamente del grifo, y aunque Reggie puede ser un poco exigente, Sam confía en su “corazón de oro” y sabe que siempre será gentil con los más pequeños. «Reggie se lleva muy bien con otros perros y con las personas», explicó Sam. «Los adora».
Por esta razón, a Sam no le preocupó presentarle a Pearl, la perra más pequeña del mundo, quien, aunque diminuta, comparte con Reggie su amor por ser el centro de atención.

PEARL LA CHIHUAHUA DIMINUTA DE FLORIDA
Pearl, es una chihuahua de 9 cm de altura y toda una «fashionista» de Orlando, es el amor de la familia Semler.
Tras enfrentar complicaciones de salud en su vida personal, el médico de la pareja les recomendó canalizar su amor y cuidados en un perro, y Vanesa, la esposa, sintió una conexión instantánea con la pequeña Pearl desde el primer día.
«¡Es diminuta en tamaño, pero tiene una personalidad gigante!», confesó Vanesa. «Algunas personas, como yo, no podemos tener hijos humanos. Así que los perros son parte real de nuestra familia, y eso es algo enorme», explicó. «Estoy convencida de que quienes aman y cuidan a los animales, también aman y cuidan a las personas».

Y la familia Semler demuestra su cariño a Pearl de una manera muy especial: a través de su vestuario. Esta diminuta perrita tiene una pasión descomunal por la moda: siempre luce outfits adorables, ya sea con gafas de sol, sombreros o incluso las uñas pintadas.
«El guardarropa de Pearl es más grande que el mío», confesó Vanesa entre risas. «Le encanta la ropa, quizá porque siempre tiene frío. ¡Ella misma elige su atuendo cada día, y es divertidísimo porque así puedo saber qué humor tiene».
Vanesa también indicó que lo más sorprendente de esta chihuahua, es su personalidad vocal, aunque no del modo «ladrador» típico de la raza, Vanesa la compara con una vaquita: «Siempre está gruñendo o roncando, y adora correr hacia las cámaras para posar en silencio como una modelo profesional».
«Es exigente, fuerte y tiene carácter. ¡Sabe hacerse entender!», añadió su dueña. Pero al igual que Reggie, Pearl es un verdadero amor… ¡Y Vanesa sabe que su tamaño no es obstáculo para hacerse amigos grandes gracias a su enorme personalidad!

«Cuando Pearl conoce perros más grandes, es superamigable, creo que no tiene idea de que es una perrita pequeña», confesó Vanesa. «Normalmente, juega sin miedo con ellos, solo quiere estar cerca».
LA REUNIÓN
Convencidos por la forma de socializar con otros perros, ambos dueños estaban emocionados por este encuentro único entre el perro más alto y la más pequeña del mundo. Para evitarle a Reggie el estrés de viajar en avión, el encuentro se realizó en la casa de los Johnson en Idaho Falls los días 4 y 5 de abril.
Y cualquier nerviosismo que tuvieran los dueños se esfumó al instante: los dos perros se olisquearon con entusiasmo y comenzaron a mover la cola desde el primer momento. “¡Es un perro grande, sí, pero solo quiere darte besos!”, le dijo Vanesa a Pearl mientras ambos dueños sostenían a sus mascotas y reían al ver cómo conectaban de inmediato.
Vanesa y Sam los colocaron juntos en el sofá, donde Reggie se dejó caer para quedar a la altura de Pearl, adaptándose de inmediato a su diminuta compañera. La chihuahua, feliz, comenzó a correr de un lado a otro sobre las patas gigantes de Reggie como si fueran un peluche.

Tal como sus dueños anticiparon, Pearl y Reggie se convirtieron en mejores amigos al instante y comenzaron a explorar la casa juntos, como dos cómplices en una aventura. «Fue un día increíblemente divertido y emocionante», compartió Vanesa, «Reggie fue absolutamente adorable, tan juguetón como Pearl».
Tras olfatear cada rincón de la casa, la pareja canina salió al jardín para correr y liberar toda su energía acumulada. «Me sorprendió que Pearl no tuviera más miedo de Reggie. Ella estaba entusiasmada y curiosa, mientras él parecía pensar: ‘¡¿Qué clase de criatura mágica es esta?!».
Cuando los perros finalmente agotaron sus energías, Sam y Vanesa compartieron un momento al cual catalogaron como “Conmovedor”, conectando a través del amor por sus mascotas. La experiencia resultó profundamente memorable para ambos, y están seguros de que Pearl y Reggie serán amigos para siempre.

«Es casi surrealista», confesó Sam. «Sobre todo porque Reggie ni siquiera es consciente de lo extraordinario que es este encuentro, o de lo especial e importante que resulta. Pero si él logra alegrar al menos a una persona, ya habrá cumplido su propósito».
**Con información de record mundial guinness**
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