Foto ilustrativa. Una mujer recibe una mascarilla distribuida por un voluntario de Cruz Roja en la principal estación de tren de Barcelona. Foto La Hora/AP/Emilio Morenatti.

Por LORI HINNANT, FRANK JORDANS y CHRIS BLAKE
BERLÍN
Agencia AP

Los gobiernos que luchan contra un virus que ha traspasado fronteras con una rapidez asombrosa depositaban sus esperanzas el martes en las pruebas, la tecnología y en un enfoque coordinado para aliviar las estrictas restricciones de distanciamiento social que han frenado la pandemia pero asfixiaron la economía global.

Mientras la Unión Europa trataba de crear una aplicación para smartphones sobre el COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, que pudiese funcionar en todo el bloque, gobernadores de ambas costas de Estados Unidos se comprometieron a trabajar juntos mientras planeaban levantar el confinamiento a millones de personas. La principal preocupación es evitar nuevos focos de contagio y brotes. Pero tratar de construir esa infraestructura en plena crisis está resultando complicado.

En India, el gobierno amplió el martes la mayor cuarentena del mundo, sobre sus 1,300 millones de habitantes, dos semanas más, hasta el 3 de mayo, en gran parte del país luego de que los casos confirmados superaron los 10,000.

China enfrentó un nuevo repunte en una remota región del norte que limita con Rusia, lejos del epicentro original, Wuhan, en el centro del país y donde prácticamente se ha declarado la victoria en la batalla contra la pandemia. La vasta frontera quedó sellada y unidades médicas de emergencias se dirigían al lugar para evitar que los viajeros que llegan desde el extranjero traigan el coronavirus de vuelta.

Los nuevos contagios parecen haberse calmado en gran parte de Asia y Europa, incluyendo Italia, Francia, España y Alemania, dijo el doctor Sebastian Johnston, profesor de medicina respiratoria en el Imperial College de Londres.

Incluso en Nueva York, donde las muertes por coronavirus superaron las 10.000 personas el lunes, el gobernador, Andrew Cuomo, declaró que «lo peor ha pasado si podemos seguir siendo inteligentes». Más de 23,000 pacientes han fallecido a causa del virus en todo el país, con 582,000 casos confirmados, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.

Con el distanciamiento social y las cuarentenas decretadas en gran parte del mundo, las sombrías proyecciones para evitar que el virus se propague con igual ferocidad a otros rincones del mundo siguen sin materializarse. Pero sin pruebas de anticuerpos generalizadas para determinar cuánta gente es inmune al virus, los gobiernos temen que relajar el distanciamiento social pueda provocar nuevos brotes.

El ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, pidió el martes que se emplee una única app móvil en los 27 países de la UE, para ayudar a que los países coordinen cuándo y cómo se relajar sus medidas de confinamiento.

«Es importante que no terminemos con un mosaico de 27 apps para el corona y 27 regímenes de protección de datos, sino que nos coordinemos lo mejor posible», dijo en declaraciones al grupo de medios alemán Funke.

Según Maas, una app de rastreo de contactos que ya están desarrollando de forma conjunta varios países demostró que la UE «no tiene que copiar los métodos de Gran Hermano de los estados autoritarios» sino que puede garantizar la privacidad personal y la salud pública al mismo tiempo.

El director del Instituto Robert Koch, el centro para el control de enfermedades de Alemania, apuntó que el intercambio de información entre las naciones y las instituciones es clave para combatir la pandemia.

Apple y Google anunciaron la semana pasada un esfuerzo conjunto separado para ayudar a las agencias de salud públicas de todo el mundo a, gracias a los smartphones y empleando tecnología bluetooth sin cables, rastrear los contactos de los infectados para frenar los contagios. Esto funcionaría tanto con celulares iPhones como Android. Las apps recopilarían un registro de otros teléfonos cuando se encontrasen cerca.

En China, donde el número de casos nuevos se ha desplomado, la vida se rige por un símbolo verde en la pantalla del smartphone que determina que el usuario no tiene síntomas y, por lo tanto, puede subir el metro, registrarse en un hotel o simplemente entrar a Wuhan, la ciudad de 11 millones de habitantes donde comenzó la pandemia en diciembre.

Corea del Sur e Israel han utilizado de forma agresiva los datos de celulares para rastrear los movimientos de los portadores del virus. Pero en general, los epidemiólogos dicen que estas medidas solo son efectivas cuando hay una amplia disponibilidad de pruebas, algo complicado incluso en países ricos como Estados Unidos y Gran Bretaña.

Los expertos apuntan que la tasa de infección sigue siendo relativamente baja en países en desarrollo que tienen una infraestructura de atención médica deficiente o inexistente y muchos menos recursos para rastrear a los contactos de los infectados con coronavirus.

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