
Varios ríos desbordados amenazando a un puñado de comunidades rurales en el oriente de Cuba concentran los esfuerzos de los servicios de emergencia a dos días del paso por la isla del potente huracán Melissa.
La situación de mayor preocupación está en torno al tramo final del río Cauto (sureste), el más caudaloso de Cuba, y su mayor presa, ante el riesgo de que la infraestructura se desborde.
Según medios oficiales, los rescatistas están llevando a cabo una operación «urgente» de evacuación de hasta 7,000 pobladores de varias localidades. A mediodía ya unos 2.000 habían sido trasladados a la cercana Jobabo, ya en la provincia adyacente de Las Tunas.
Las autoridades advirtieron que la situación allí es de «extremo riesgo» y que se mantendrá así durante las próximas horas porque el momento de mayor peligro -de altura máxima de las aguas- no tiene lugar hasta 72 horas después de que deje de llover en la cabecera del río.
De hecho, los dos municipios de Granma afectados por estas inundaciones (Río Cauto y Cauto Cristo) son los únicos que permanecen en situación de «alarma» después de que la Defensa Civil -el máximo organismo de gestión de desastres- pasase al resto de oriente, a la «fase recuperativa».
El Consejo de Defensa Civil de Granma explicó que el desbordamiento de este río se debió a la conjunción de las intensas lluvias, el desagüe de presas, los deslaves registrados en esa región montañosa de la Sierra Maestra y la penetración del mar en la desembocadura.
Todos ellos están ligados al paso de Melissa, que cruzó el extremo oriental de Cuba este miércoles como un huracán categoría 3 (de 5) en la escala Saffir-Simpson con vientos de hasta 200 kilómetros por hora e intensas lluvias, con puntos donde se recogieron hasta 400 milímetros (o litros por metro cuadrado).
La situación del Cauto no es única. En los últimos dos días se ha rescatado a varios centenares de personas en distintos puntos del oriente, en su mayoría en localidades aisladas por las inundaciones.
Hasta el momento, el Gobierno cubano no ha hecho una primera evaluación de daños, pese a bosquejar en algunas informaciones que han sido extensos en infraestructuras públicas (hospitales, escuelas, carreteras) y viviendas, así como en la agricultura. Tampoco se han reconocido oficialmente hasta el momento víctimas mortales.
Por su parte, desde Naciones Unidas se ha hecho una primera estimación de unos 700.000 damnificados -el 20 % de los residentes en las provincias afectadas- que precisarían apoyo básico durante al menos tres meses. Distintas ONG y agencias multilaterales están recabando fondos.
DOBLE INCOMUNICACIÓN
El recorrido de Melissa por Cuba se puede trazar uniendo en el mapa las localidades que sufrieron más daños por las inundaciones o permanecen aún parcialmente anegadas, con residentes doblemente aislados, por el agua y la interrupción del flujo eléctrico y las telecomunicaciones.
Las peores inundaciones se registraron, de sur a norte, en Bayamo, Jiguaní, Cauto Cristo, Contramaestre, Cauto, Cacocum, Urbano Noris y Yara, desatando el rescate y evacuación de varios centenares de personas.
Según la estatal Unión Eléctrica, unos 3,5 millones de personas -la inmensa mayoría de la población de las cinco provincias orientales- permanecen sin corriente eléctrica.
Los principales bloques de generación de la región (dos termoeléctricas y una central de fuel) no resultaron gravemente dañados, pero las líneas de distribución han sufrido por la rotura de cables y la caída de postes, y su reparación llevará días (sobre todo en las zonas menos accesibles).
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Los daños en las telecomunicaciones también son elevados, según el Ministerio de Telecomunicaciones, que apuntó que el 75 % de las líneas móviles de la región oriental quedaron sin servicio tras el paso de Melissa.
La empresa estatal Etecsa, que opera en régimen de monopolio, indicó que se han empezado a reparar algunos cables de fibra seccionados por las inundaciones, pero que la mayoría de las radiobases (antenas de telecomunicaciones) no están operativas tras ser dañadas en el huracán o por la falta de electricidad.
El golpe de Melissa llega en uno de los peores momentos para Cuba, que se encuentra sumida en una profunda crisis desde hace más de cinco años, con escasez de básicos (alimentos, medicinas, combustible), elevada inflación, prolongados apagones diarios, contracción económica y productiva, dolarización y migración masiva.
A esto se suma el riesgo a que los daños provocados por Melissa contribuyan a exacerbar el brote de dengue, oropouche y chikunguña, como apuntó la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en su llamamiento para recabar ayuda para la isla.







