El recién elegido papa León XIV aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el jueves 8 de mayo de 2025. Foto La Hora: AP
El recién elegido papa León XIV aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el jueves 8 de mayo de 2025. Foto La Hora: AP

Este jueves 8 de mayo, los cardenales reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina eligieron como sucesor de Francisco al cardenal Robert Francis Prevost Martínez, quien eligió para su papado el nombre de León XIV, uno de los más adoptados en la historia de la Iglesia católica.

Los nombres más usados por los papas desde Pedro han sido, por este orden, Juan (23), Gregorio (16), Benedicto (16), Clemente (14), León (13), Inocencio (13), Pío (12), Esteban (9), Urbano (8), Alejandro (8), Adrián-Adriano (6), Paulo-Pablo (6), Sixto (5), Martín (5), Nicolás (5), Celestino (5), Anastasio (4) y Honorio (4).

Desde San Pedro, ningún pontífice se atrevió a elegir su mismo nombre por respeto al apóstol. Juan XIV (983-984) se llamaba Pedro Canepanova y Sergio IV (1009-1012), Pedro Bocca di Porco y los dos cambiaron el nombre al ocupar la silla petrina.

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El antecesor de León XIV, Francisco (Franciscum en latín) eligió para gobernar la Iglesia católica el nombre de san Francisco de Asís, patrón de la orden franciscana y según el papa jesuita ‘el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y protege la creación’, dijo el argentino tras ser elegido.

Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) eligió ese nombre porque evoca la figura de san Benito de Norcia, copatrón de Europa, y el número ordinal XVI, en memoria de su antecesor Benedicto XV (Giovanni Battista della Chiesa), Papa italiano (1914-1922) a quien reconoció como ‘un valiente y auténtico profeta de la paz ante el drama de la Primera Guerra Mundial’.

Tradicionalmente, los papas mantenían su nombre de bautismo, pero en el año 996 Bruno de Carintia (996-999) renunció a su nombre al ser elegido y utilizó el de Gregorio V. Desde entonces, todos han cambiado de nombre al inicio de su pontificado.

De forma excepcional, antes del siglo X algunos pontífices modificaron el nombre del bautismo por diversas razones. Es el caso de Mercurio, que accedió a la Sede Apostólica como Juan II (533-535), ya que no deseaba llevar el nombre de un dios pagano.

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