El sistema eléctrico de Cuba colapsó el viernes por la caída en el funcionamiento de una de las mayores centrales termoeléctricas de la isla, horas después del mayor corte de electricidad que afectó a la mitad de la población, y sin que haya certeza sobre cuándo se restablecerá completamente el servicio.
El Ministerio de Energía y Minas informó en un mensaje en X, antes Twitter, que a las 11.00 de la mañana, hora local, “se produjo la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional” debido a la salida imprevista de funcionamiento de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, en la provincia de Matanzas.
A las ocho de la noche, un reporte oficial indicó que algunas áreas en todas las provincias ya contaban con el servicio, al tiempo que varios municipios de la capital comenzaban a verse iluminados. Pero no se precisó el tiempo que se espera para normalizar el sistema.
La estatal Unión Eléctrica (UNE), que controla el sistema energético nacional, había indicado más temprano que se estaba distribuyendo energía a algunas áreas con generadores y que una planta termoeléctrica alimentada con gas había iniciado operaciones.
Varias llamadas de The Associated Press a las autoridades para esclarecer el alcance del apagón o a cuántos hogares afectaba no fueron respondidas. Además de Guiteras, Cuba tiene varias otras centrales y plantas pero se desconoce si están funcionando o están también paralizadas.
“Desde la dirección del país estamos dedicando absoluta prioridad a la atención y solución de esta contingencia energética de alta sensibilidad para la nación. No habrá descanso hasta su restablecimiento”, indicó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en X.
Un locutor oficial de la televisión cubana dijo en la televisión estatal que el país se quedó “sin generación” e insistió: “Cero generación”.
La salida de Guiteras se produjo horas después de que la isla sufriera el mayor corte de electricidad en dos años el jueves por la noche, que había dejado a la mitad de la población sin luz, obligando a las autoridades a suspender las clases escolares y otras actividades.
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En las calles de La Habana —hogar de dos millones de personas— el apagón masivo preocupaba o enojaba, pero la gente mantenía la expectativa, constató la AP en un recorrido por la ciudad.
“Aquí se fue desde la 8 de la mañana y son las cinco de la tarde y de la luz no vimos nada”, dijo a la AP angustiado Luis González, un jubilado de 73 años residente en La Habana Vieja y a quien preocupaba que esto complicara también el abastecimiento de la red de gas.
En ocasiones la falta de energía por largos periodos suele ocasionar también paralización en otros servicios como el bombeo del agua.
En el Malecón habanero, los más jóvenes se lo tomaban con cierta paciencia.
“Desde ayer mis primos y yo veníamos hablando de que queríamos salir, pero el apagón nos cambió los planes”, comentó a la AP Sara Paula Hernández, una estudiante de 18 años que se tuvo que conformar con salir a tomar aire a la vera del mar.
El enojo pudo en algunos dar paso a la ironía. “Si se va la luz, podemos bañarnos en el Malecón, lavar como los indios, que no pasa nada”, manifestó a la AP Yasunay Pérez una ama de casa residente en Centro Habana. “Podemos sacar toda (las habilidades) de supervivencia”, agregó la mujer.
La UNE informó que el déficit del jueves por la noche en hora pico alcanzó los 1.642 megavatios sobre una demanda de 3.300 megavatios.
El apagón del jueves había sido el peor de una serie, que superaron el 40% de la demanda nacional, que se vienen sucediendo desde septiembre y que tuvo por colofón el colapso del viernes.
Provocó, además, una comparecencia especial del primer ministro Manuel Marrero Cruz en la madrugada del viernes, antes del colapso ocasionado por la salida de la central Guiteras. “La situación ha ido empeorando en los últimos días”, reconoció Marrero ante las cámaras de la televisión en cadena nacional. “Hay que decir con toda transparencia… (que) hemos estado paralizando actividades económicas para poder garantizar energía a la población”.
Durante la presentación, Marrero estuvo acompañado por el director de la UNE, Alfredo López, quien explicó las dificultades de la generación eléctrica: desde las averías en las viejas plantas termoeléctricas que están fuera de mantenimiento, a la carencia de combustible para echar a andar algunas generadoras y el incremento de la demanda en el sector residencial.
La falta de reparación y la escasez de combustible están relacionadas con la crisis económica que ha atravesado Cuba en los últimos cuatro años y que llevó a una caída del Producto Interno Bruto de 2% en 2023 con un impacto en el abastecimiento de alimentos, medicinas y combustible.
Las quejas en torno a la falta de electricidad derivaron en otras ocasiones en protestas como las ocurridas en julio de 2021 —que dejaron un muerto—, en octubre de 2022 y en marzo de 2024.
Marrero y López indicaron que se están tomando medidas para controlar el déficit energético como el cierre de centros de trabajo —el Estado es el mayor empleador en la isla—, la activación de grupos de funcionarios en los municipios para controlar el consumo y el fomento del teletrabajo.
También se estudian cambios en las tarifas eléctricas que pagan las pequeñas y medianas empresas, que comenzaron a ser autorizadas en 2021 y crecieron rápidamente.
Entre otras medidas también señaladas por la UNE están la suspensión de los servicios no vitales y que generen gastos de energía como las actividades culturales y el cierre de discotecas y centros de recreación donde haya alta concentración de personas.
Los meses de verano y hasta noviembre suelen ser de mucha demanda de electricidad en Cuba, que se agudiza en la tarde y noche cuando las familias usan la corriente para la cocción de alimentos.
Las redes sociales reaccionaron con fuerza y decenas de personas se quejaron el viernes tanto de los apagones como de la comparecencia de los funcionarios.
“Mucha muela (discursos), solución real e inmediata ninguna, lamentablemente para el pueblo cubano”, dijo el usuario Eduardo Díaz Melvin en la propia página de Facebook de la UNE.
Mientras la usuaria Mirtha Altuve de la provincia de Camagüey dijo que entre jueves y viernes en su reparto Boyeros había habido solo cuatro horas de electricidad. “Hasta cuando vamos a resistir”, se preguntó en Facebook.
Este es el peor apagón en los últimos dos años en que se acrecentaron estos cortes, en el marco de una crisis agudizada en los últimos cuatro. En 2024, el déficit eléctrico comenzó incluso a empeorar cada vez más con jornadas con de 30 y 40 por ciento de desabastecimiento del servicio.
En 2022, tras el paso del huracán Ian de categoría 3 que azotó el occidente de la isla, se reportó una desconexión masiva y nacional como ésta.
Los meses de verano y hasta noviembre suelen ser de mucha demanda de electricidad en Cuba, que se agudiza en la tarde y noche, cuando las familias usan la corriente también para la cocción de alimentos. Además el directivo López indicó que había un incremento del consumo también en la madrugada debido a la entrada de nuevos aires acondicionados este año.
Como parte de sus problemas energéticos, Cuba ha tenido que realizar también en los últimos tiempos cortes programados con base en un calendario que informa a la población cuándo carecerá de servicio eléctrico, pero dichos esquemas están siendo sobrepasados.