El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu despidió el domingo a su ministro de Defensa, quien el día anterior había pedido que se congelara el plan de reforma del poder judicial que ha provocado furiosas divisiones en el país.
La medida es una señal de que el jefe del gobierno seguirá adelante con su plan de reforma, que ha suscitado una fuerte oposición.
Decenas de miles de manifestantes han salido a las calles, dirigentes empresarios y militares se han pronunciado en contra y los principales aliados de Israel han expresado su malestar.
Yoav Gallant, un general retirado del ejército, está en la máxima conducción del partido gobernante Likud. El sábado pidió una pausa en las discusiones sobre el controvertido proyecto de ley hasta pasadas las festividades del Día de la Independencia en abril, señalando que la brecha amenaza la seguridad nacional de Israel.
En tanto, un grupo israelí que promueve la buena gobernanza pidió a la Corte Suprema el domingo que sancione con multa o prisión al primer ministro Benjamin Netanyahu, acusándolo de violar un acuerdo de conflicto de intereses para impedir que se entrometa con el poder judicial mientras lo están juzgando por corrupción.
“Un primer ministro que no acata a la corte y las disposiciones de la ley es un privilegiado y un anarquista”, dijo Eliad Shraga, dirigente del grupo, usando los mismos términos que emplean Netanyahu y sus aliados contra los opositores a la ley. “El primer ministro se verá obligado a inclinar la cabeza ante la ley y cumplir con las disposiciones de la ley”.
El pedido del Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel intensifica un enfrentamiento en ciernes entre Netanyahu y el poder judicial, al que trata de reformar mediante un plan contencioso que ha provocado una fuerte oposición.
El gobierno de Netanyahu impulsa una votación en el Parlamento esta semana sobre un aspecto central de la reforma: una ley que daría a la coalición gobernante la última palabra en los nombramientos judiciales.
Gallant fue el primero en quebrar la disciplina el sábado por la noche al pedir el congelamiento del proyecto. Gallant mencionó el malestar en las filas militares por el plan, pero no estaba claro si otros lo seguirían.