Los jóvenes franceses, incluyendo algunos que no entraron aún en el mercado laboral, protestaban el jueves contra la propuesta del gobierno para elevar la edad de jubilación. Los estudiantes planean bloquear el acceso a algunas universidades y escuelas de secundaria y en París hay prevista una protesta encabezada por jóvenes, dentro de una ola nacional de huelgas y manifestaciones contra el proyecto de ley que se debate en el parlamento.
Para una generación ya preocupada por la inflación, unas perspectivas laborales inciertas y el cambio climático, la reforma de la jubilación plantea cuestiones más amplias sobre el valor del trabajo. «No quiero trabajar toda mi vida y estar agotada al final», dijo Djana Farhaig, una joven de 15 años que participó en el bloqueo de su escuela secundaria en París durante una protesta el mes pasado. «Para nosotros es importante mostrar que la juventud está implicada con su futuro».
Los adolescentes y veinteañeros han participado en las protestas contra la jubilación desde el inicio del movimiento en enero, pero los grupos estudiantiles quieren llamar la atención sobre las preocupaciones específicas de los jóvenes el jueves El presidente, Emmanuel Macron, quiere elevar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, entre otros cambios, para hacer que el sistema público de pensiones sea rentable ante el envejecimiento de la población. Los críticos con la medida alegan que los contribuyentes más adinerados o las empresas deberían aportar más para financiar el sistema.
Pese a las protestas y huelgas masivas en las calles, organizadas por todos los sindicatos de trabajadores. El Senado de #Francia aprobó la reforma jubilatoria de #Macron que eleva la edad de retiro de 62 a 64 años.
Abro 🧵 pic.twitter.com/eAHF8Or3am— Paola Pérez (@PaolaPteleSUR) March 9, 2023
En una de las protestas, un adolescente llevaba un cartel con la frase «No quiero que mis padres se mueran trabajando». Thomas Coutrot, un economista especializado en salud y condiciones laborales, describió un sentimiento generalizado de que «el trabajo se ha vuelto algo insoportable». «La gente joven percibe que las condiciones de trabajo se están deteriorando y que los trabajadores ya no entienden por qué trabajan», añadió.
Entre los manifestantes jóvenes hay muchos partidarios de la plataforma política Francia Insumisa y de otros grupos de extrema izquierda, pero también de otras formaciones políticas. Consideran que poder vivir con una pensión estatal es un derecho fundamental y perciben la reforma como un retroceso en unos avances sociales conseguidos con mucho esfuerzo. Elisa Lepetit, de 18 años, tiene un empleo a tiempo parcial en un bar que compagina con sus estudios de magisterio y, aunque no puede permitirse hacer huelga, respalda las protestas.
«Quiero ser profesora, pero no me veo trabajando hasta los 64 años», afirmó. «El objetivo después de toda una vida de trabajo duro es poder pasar tiempo con mi familia». Algunos adoptan una visión más apocalíptica e indican que su tiempo en la Tierra está ya amenazado por el cambio climático. «Trabajar hasta los 67 cuando habrá más de 55 grados (Celsius) no tiene sentido», bromeó Anissa Saudemont, de 29 años, que tiene un empleo en el sector de los medios de comunicación vinculado al ecologismo.