Decenas de miles de trabajadores de ambulancias y enfermería hicieron huelga el lunes, en lo que los sindicatos describieron como la mayor huelga en la historia de la sanidad pública británica.
El paro se sumaba a una serie de acciones que ha trastocado la rutina de los británicos durante meses, conforme los trabajadores -especialmente en el sector público- reclaman subidas salariales para mantener el ritmo de la inflación de dos dígitos. Profesores, conductores de tren, gestores de equipajes en aeropuertos, personal de fronteras, instructores de conducción, conductores de autobús y trabajadores postales han abandonado sus puestos en algún momento de los últimos meses para pedir aumentos de sueldo.
Los maestros, trabajadores sanitarios y muchos otros señalan que sus salarios se han quedado desactualizados durante la última década, y una crisis de coste de la vida disparada por un brusco aumento en los precios de la comida y la energía ha hecho que muchos tengan problemas para pagar las facturas.
La tasa anual de inflación en Gran Bretaña era del 10,5% en diciembre, un récord de 41 años. El gobierno conservador alega que subir el sueldo a los funcionarios un 10% o más impulsaría aún más la inflación. El paro añadía presión sobre el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), financiado por el estado y que ya tenía problemas por la demanda asociada a los virus invernales, la falta de personal y las citas acumuladas durante la pandemia del COVID-19.
🔴Resumen Semanal:Reino Unido vive intensas manifestaciones por reivindicaciones salariales. Al menos 500.000 trabajadores británicos marcharon en Londres en la mayor huelga coordinada por reivindicaciones salariales en once años.
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Los sindicatos de enfermería dijeron que el tratamiento de cáncer y las urgencias continuarían atendiéndose durante su paro de 48 horas, pero que probablemente se aplazarían miles de citas e intervenciones. El servicio de ambulancias indicó que respondería a los avisos más urgentes durante su jornada de huelga. Pero el secretario de Empresas, Gran Shapps, afirmó que la huelga podría poner vidas en peligro al dejar a la gente con una «lotería de código postal en caso de tener un ataque al corazón o una apoplejía».
Sharon Graham, secretaria general del sindicato Unite que representa a parte del personal de ambulancias, dijo el domingo que no había «conversaciones a ningún nivel en absoluto con el gobierno» sobre salarios. Instó al primer ministro, Rishi Sunak, a «venir a la mesa y negociar, remánguese y negocie sobre el salario en el NHS, eso es lo que hace falta».
Pat Cullen, responsable del Real Colegio de Enfermería, también dijo que una oferta salarial «significativa» del gobierno podría poner «un rápido final» a la huelga. Los sindicatos piden un aumento de sueldo para este año, pero el gobierno dice que sólo negociará sobre el próximo. El secretario de Salud, Steve Barclay, instó a los sindicatos a suspender los paros, «mirar hacia delante y entablar un diálogo constructivo» sobre el salario para 2023 y 2024. La huelga de enfermería del lunes afectaba a Inglaterra. En Escocia y Gales, que tienen gobiernos semiautónomos responsables de la sanidad, los sindicatos han suspendido los paros mientras continúan las negociaciones.
El gobierno de Sunak también ha indignado a los sindicatos al presentar una ley que complicaría las huelgas de trabajadores esenciales y establecería «niveles de seguridad mínima» para bomberos, trabajadores de ambulancias y ferrocarriles, que deberían mantenerse durante un paro.