El gobierno del presidente Nayib Bukele ensalza la construcción de una mega prisión para recluir a miles de pandilleros en el El Salvador, pero diversos sectores sostienen que con el impulso de semejante proyecto carcelario en lugar de escuelas y hospitales no se resolverán los problemas de seguridad a largo plazo y que atentaría contra los derechos humanos en el país centroamericano.
A inicios de semana Bukele presentó al país lo que bautizó como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un enorme complejo carcelario con capacidad para 40.000 internos, en medio de su fuerte ofensiva contra las pandillas. Las autoridades aseguran que se trata de la prisión más grande de Latinoamérica y que cuenta con tecnología de punta para evitar fugas.
El gobierno dijo que la cárcel ha sido diseñada para recluir a los cabecillas de las pandillas, incluidos los jefes de las llamadas clicas o grupos, así como sus miembros y colaboradores. «Todos los que pertenezcan a grupos terroristas», señaló el director de Centros Penales, Osiris Luna. No se ha realizado todavía ningún traslado de reclusos a ese centro.
El Salvador ha logrado pasar de ser el país más inseguro del mundo, al país más seguro de América.
¿Cómo lo logramos?
Metiendo a los criminales en la cárcel.
¿Hay espacio?
Ahora sí.
¿Podrán dar órdenes desde adentro?
No.
¿Podrán escapar?
No.
Una obra de sentido común. pic.twitter.com/WXiYohGkd4
— Nayib Bukele (@nayibbukele) February 2, 2023
La cárcel se levantó en el municipio de Tecoluca, en el departamento de San Vicente, lejos de las zonas urbanas y a 74 kilómetros de la capital. Allí los presos no tendrán ningún contacto con el exterior y sólo saldrán de sus celdas para las audiencias con los tribunales de justicia, que se harán por vídeo conferencia desde un salón de lugar.
«Con esta cárcel el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador muestra que no tiene planes claros para prevenir el delito. Su opción principal es un estado de ‘excepción’ permanente en el que se cometen violaciones de derechos humanos», señaló en su cuenta de Twitter Carolina Jiménez, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).
El padre Andreu Oliva, rector de la Universidad Católica José Simeón Cañas (UCA) dirigida por jesuitas, coincide al señalar que la mega cárcel está muy enfocada en lo punitivo. «A mí me estremeció ver celdas de castigo donde las personas van a estar en total oscuridad, en total aislamiento, durmiendo sobre una tabla de cemento», indicó. Oliva, un ferviente crítico de las políticas de seguridad del gobierno, también recriminó que la moderna cárcel no tenga una biblioteca, aulas para que los pandilleros puedan formarse y cambiar sus criterios y abandonar la vida delictiva.