Las carreteras reabrieron el jueves en Buffalo luego de una serie de tormentas invernales. Foto La Hora: AP.

Las carreteras reabrieron el jueves en Buffalo luego de una serie de tormentas invernales, mientras las autoridades seguían buscando personas fallecidas o atrapadas debido a la nieve. La prohibición de conducir en la segunda ciudad más poblada de Nueva York se levantó poco después de la medianoche del jueves, anunció el alcalde Byron Brown.

«Se ha logrado un progreso significativo» en la remoción de nieve, dijo en una conferencia de prensa el miércoles por la noche. Las carreteras suburbanas, las principales autopistas y el Aeropuerto Internacional Buffalo Niagara ya reabrieron. Aún así, Brown instó a los residentes a no conducir si no es necesario.

Se han reportado más de tres docenas de muertes en el oeste de Nueva York debido a la tormenta de nieve que asoló gran parte del país. Para el viernes y el sábado se prevén más tormentas en Buffalo. Elementos de la Guardia Nacional iban de puerta en puerta para verificar el estado de las personas en casas que se quedaron sin electricidad, y las autoridades enfrentaban la posibilidad de encontrar más víctimas a medida que la nieve se derrite. La policía de Buffalo y otros funcionarios también buscaban a víctimas, a veces utilizando motos de nieve, camiones e incluso equipos personales de los oficiales.

Con el número de muertos superando ya el de la notoria ventisca de 1977, los funcionarios locales enfrentaban cuestionamientos sobre la respuesta a la tormenta de la semana pasada. Insisten en que se prepararon, pero que el clima era extraordinario, incluso para una región propensa a fuertes tormentas invernales.

«La ciudad hizo todo lo que pudo en condiciones históricas de tormenta de nieve», dijo el alcalde, un demócrata, el miércoles. Mientras tanto, los funcionarios observaron un pronóstico que indica que lloverá en los siguientes días a medida que la nieve se derrita y las temperaturas que se acercan o superan los 10 grados Celsius (50 Fahrenheit).

La gobernadora Kathy Hochul dijo que el estado estaba listo para desplegar casi 800.000 sacos de arena y más de 300 bombas y generadores para responder a las inundaciones en caso necesario.

 

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