La región boliviana de Santa Cruz volvía de a poco a la normalidad el lunes después de 23 días de huelga, la mayor protesta que le ha tocado afrontar al presidente izquierdista Luis Arce en dos años de gobierno y que ha profundizado la polarización política del país sudamericano.
«Los días de paro fueron innecesarios, irracionales y causaron grave daño a Santa Cruz», cuestionó el vocero presidencial Jorge Richter. En medio del conflicto Arce acusó a la oposición derechista de motorizar la huelga para desestabilizar a su gobierno. Aunque el paro se extenderá por tres días más hasta la liberación de una veintena de detenidos, según dijo Rómulo Calvo, presidente del poderoso Comité Cívico que ha convocado a la huelga, el transporte público y el comercio se iban normalizando.
Esa región del oriente, considerada la locomotora económica del país y bastión opositor, busca obtener más recursos ya que concentra más del 40% de la población del país. Su gobernador es Luis Fernando Camacho, jefe de la derechista Creemos, la segunda fuerza de oposición.
Arce no cedió a la demanda principal de Santa Cruz de realizar un censo de población previsto para 2023 y fijó la fecha para marzo de 2024, pero se comprometió a entregar los resultados a fines de ese año para una nueva redistribución de escaños en el Legislativo que le darían más fuerza política a esa región en los comicios presidenciales de 2025.
«Es un logro, pero queremos que una ley y no un decreto diga que los resultados se aplicarán en los comicios de 2025», dijo Calvo. Analistas anticiparon que la batalla política será larga hasta lograr que el padrón electoral sea depurado ante sospechas de que está sobredimensionado en más de 16% de votantes que no existen, lo que detonó el estallido que dejó 37 muertos tras unos comicios denunciados como fraudulentos por la Organización de los Estados Americanos (OEA) cuando el exmandatario Evo Morales buscaba un cuarto mandato consecutivo en 2019.
Santa Cruz logró la adhesión de otras dos provincias de las nueve que tiene el país y la protesta profundizó la pugna en el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), cuyo presidente es Morales. Éste cuestionó el manejo del conflicto por el actual mandatario, su heredero político.
A medida que se profundizan las discrepancias en el MAS, Morales y Arce se perfilan como probables rivales en 2025 ante una oposición de centro y derecha dividida y debilitada que busca levantar cabeza. La mayoría legislativa del MAS ha quedado dividida entre «Evistas y Arcistas» lo cual resta fuerza al gobierno.
Cabildo de #SantaCruz acordó extender el paro en #Bolivia y revisar la relación política con el Estado.. mantener la protesta, que ya lleva 23 días y dieron 72 horas para que se liberen presos políticos y se emita una ley “con los datos finales”del censo..https://t.co/Bk599ZN1kX
— CarlosSanchezBerzain (@Csanchezberzain) November 14, 2022
«Políticamente ha salido más fortalecida la oposición», reconoció el exministro de Morales, Carlos Romero. «Parece que el objetivo era polarizar entre dos actores (Arce y Camacho) para anular a Morales», añadió. El economista Gonzalo Chávez señaló en su cuenta de Twitter que las pérdidas económicas por las protestas llegarán al 2,3%del Producto Interno Bruto.