La reina Sonja de Noruega elogió a la congregación de Mindekirken. Foto: La Hora / AP

Antes de asistir a la ceremonia del domingo por la mañana, la reina Sonja de Noruega elogió a la congregación de Mindekirken por haber mantenido el culto en noruego durante los 100 años que la iglesia ha existido en Minneapolis.

 

“Es extraordinario darse cuenta de que, cien años después, Mindekirken sigue cumpliendo ese propósito” de construir comunidad y preservar la cultura y la lengua, dijo a los casi 500 asistentes. Habían hecho fila durante más de una hora en este modesto barrio con un clima otoñal de aproximadamente 4 grados Celsius —40 grados Fahrenheit_, como en Oslo, para participar en la ceremonia religiosa.

La reina Sonja recibió un saludo especial de Eline Gro Knatterud, de 4 años, que le regaló un ramo de rosas rojas casi de su tamaño. La monarca se puso a la altura de la niña y le dijo, en inglés, que ella tenía en casa un vestido tradicional bunad de color rojo idéntico al de la pequeña, antes de entrar en la gran iglesia de piedra.

La congregación fue fundada en 1922, al final de una migración de cientos de miles de noruegos a Minnesota que duró décadas y convirtió a las Ciudades Gemelas en la “capital no oficial” de la diáspora noruega, dijo Amy Boxrud, directora de la Asociación Histórica Noruego-Estadounidense.

Las iglesias luteranas fueron fundamentales en la vida de estos inmigrantes, aunque algunos permanecieron en la Iglesia de Noruega y otros establecieron diferentes sínodos luteranos.

Den Norske Lutherske Mindekirke —la Iglesia Luterana Conmemorativa de Noruega— se comprometió a seguir celebrando las ceremonias en noruego incluso cuando muchas otras iglesias europeas se estaban pasando al inglés, porque los ataques a los hablantes de lenguas extranjeras se extendieron por Estados Unidos en la época de la Primera Guerra Mundial.

 

“El grupo dijo: ‘Hablaremos en inglés estadounidense todos los días, pero necesitamos el idioma de nuestros corazones cuando alabamos a Dios’”, explicó el reverendo Gunnar Kristiansen, actual pastor de unas 200 familias.

Unos años después, Mindekirken era la única de unas cinco docenas de iglesias en Minnesota que aún tenía ceremonias en noruego, agregó.

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