El gobernante norcoreano Kim Jong Un declaró victoria sobre el COVID-19 y ordenó reducir las medidas preventivas, además de que describió la cifra oficial de sólo 74 fallecidos en el país como un milagro sin precedentes en la historia de la salud mundial, reportó el jueves la prensa estatal.
La hermana de Kim también habló durante la reunión del miércoles sobre el virus en la capital, Pyongyang, y responsabilizó de las infecciones en el país a los panfletos arrojados desde el aire por su oponente Corea del Sur y advirtió de contramedidas que podrían suponer una «represalia potente».
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Después de sostener que estuvo libre de coronavirus durante más de dos años, Corea del Norte reconoció el 12 de mayo tener un brote de COVID-19 con un número no especificado de personas en Pyongyang a las que se diagnosticó la variante ómicron.
Corea del Norte ha informado desde entonces haber tenido 4,8 millones de «casos de fiebre» entre sus 26 millones de habitantes, aunque dijo que sólo una fracción correspondía a COVID-19. Afirma que 74 personas han fallecido, una tasa de mortalidad demasiado baja que los expertos han puesto en duda debido en parte a que casi nadie está vacunado contra el coronavirus en Corea del Norte.
Las autoridades norcoreanas de salud afirman desde hace semanas que el brote se está desacelerando y no han informado de casos sospechosos desde finales de julio, un veloz descenso que los expertos también han cuestionado. Algunos especialistas aseguran que Corea del Norte posiblemente manipuló la magnitud de la enfermedad y las muertes para ayudar a Kim a mantener su liderazgo en medio de las dificultades económicas de la nación.
La Agencia Central de Noticias de Corea dijo el jueves que Kim «declaró solemnemente… la victoria en la campaña profiláctica de máxima emergencia» y ordenó un regreso de las medidas preventivas a niveles normales.
Norcorea clama victoria sobre COVID; culpa a Surcorea https://t.co/vKBi6jMW06
— Independent en Español (@IndyEspanol) August 11, 2022
Exhortó a la nación a mantener la vigilancia y los controles en las zonas fronterizas debido a la propagación global de nuevas variantes del COVID-19 y de la viruela símica. Después de que el país reconociera por primera vez el brote en mayo, Kim impuso estrictas restricciones a los viajes entre ciudades y distritos para disminuir la propagación del virus.
Pero también hizo hincapié en que sus objetivos económicos debían alcanzarse, lo que implicaba grandes aglomeraciones en sitios agrícolas, industriales y de construcción.
Corea del Norte insinuó por primera vez en julio que su brote de COVID-19 comenzó en personas que tuvieron contacto con globos enviados desde Corea del Sur, una afirmación que parecía un intento de responsabilizar a su rival.
Durante años, los activistas han hecho volar globos a través de la frontera para distribuir cientos de miles de folletos de propaganda críticos con Kim, y Corea del Norte ha expresado a menudo su furia contra los activistas y contra los dirigentes de Corea del Sur por no detenerlos.
Durante la reunión del miércoles, la hermana de Kim, Kim Yo Jong, reiteró esas afirmaciones. «El problema es que los títeres surcoreanos siguen enviando en este momento también los volantes y objetos sucios. Nos hace falta tomar la reacción fuerte a todo trance», dijo. «Ya están en el curso de revisión varios proyectos de respuesta y tenemos que tomar una represalia muy potente».