Vladimir Putin dijo al mundo que el objetivo de su operación militar es «desnazificar» Ucrania, un país con un presidente judío que perdió a parte de su familia en el Holocausto y encabeza un gobierno democráticamente electo respaldado por Occidente.
El Holocausto, la Segunda Guerra Mundial y el nazismo han sido herramientas importantes para Putin en su intento de legitimar el ataque a Ucrania, pero los historiadores lo consideran desinformación y un plan cínico para lograr los objetivos del presidente ruso.
La Segunda Guerra Mundial, en la que la Unión Soviética perdió a unos 27 millones de sus ciudadanos, es uno de los ejes de la identidad nacional rusa. En la actualidad, las autoridades reaccionan furiosas ante cualquier cuestionamiento del papel de la URSS.
Algunos historiadores dicen que Rusia trata de tergiversar algunas verdades históricas. Dicen que trata de magnificar el papel soviético en la derrota de los nazis a la vez que minimiza la colaboración de algunos ciudadanos soviéticos con la persecución de los judíos.
Rusia ha tratado de vincular a Ucrania con el nazismo, sobre todo desde el derrocamiento del gobierno prorruso en 2014.
Esto se remonta a 1941 cuando Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, fue ocupada por la Alemania nazi. Algunos nacionalistas ucranianos recibieron con agrado a los ocupantes nazis como forma de atacar a sus oponentes soviéticos, según Yad Vashem, la institución israelí para la memoria del Holocausto. Los historiadores dicen que hubo colaboración con los nazis, como sucedió en otros países.
Desde 2014, algunos políticos ucranianos han tratado de exaltar a los combatientes nacionalistas de la época, destacando su oposición al régimen soviético más que la colaboración con los nazis y los crímenes contra los judíos y los polacos residentes en Ucrania, que están documentados.
Pero decir sobre esa base que la Ucrania actual es un Estado nazi no refleja la realidad de su política, incluida la elección por amplia mayoría de un presidente judío y el objetivo de muchos ucranianos de fortalecer la democracia, reducir la corrupción y acercarse a Occidente.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy es judío y dice que tres hermanos de su abuelo fueron asesinados por los alemanes, y solo su abuelo sobrevivió a la guerra. Sin embargo, funcionarios rusos comparan a Zelenskyy con los judíos obligados a colaborar con los nazis durante el Holocausto.
Putin no es el único que intenta tergiversar la historia para sus fines políticos. Lo mismo sucede en otros países, particularmente en Polonia, donde las autoridades promueven una narrativa nacionalista refutada por todos los estudios principales. En 2018 se aprobó una ley que regula lo que se puede decir sobre el Holocausto.
Con esa ley se trata de responder a las denuncias de que Polonia, invadida por la Alemania nazi, tuvo responsabilidad por el Holocausto. La ley enfureció a Israel, donde muchos consideran que trata de ocultar el hecho de que algunos polacos asesinaron a judíos durante la ocupación.