Los cuerpos de 27 migrantes que intentaban llegar a Europa, incluidos un bebé y dos mujeres, quedaron varados en la costa en el oeste de Libia, según dijo la Media Luna Roja en el país.
Los cuerpos aparecieron el sábado en dos puntos distintos de la localidad costera de Khoms, indicó la organización. Otros tres migrantes fueron rescatados y había una operación de búsqueda para localizar a otros, señaló.
La Media Luna Roja, una organización islámica equivalente a Cruz Roja, compartió en internet imágenes que mostraban cuerpos flotando en el Mar Mediterráneo, y de sus trabajadores colocándolos en bolsas negras para cadáveres.
Era probable que los fallecidos se hubieran ahogado en naufragios recientes en aguas libias. Ha crecido el número de salidas migrantes desde Libia mientras las autoridades aceleraban su mortal campaña contra migrantes en la capital, Trípoli.
Unos 1.500 migrantes se han ahogado este año en naufragios y complicaciones de navegación en aguas libias, según la agencia sobre migraciones de Naciones Unidas.
Más de 160 migrantes se ahogaron este mes en dos naufragios distintos en aguas del país norteafricano, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Libia se hundió en el caos tras el alzamiento respaldado por la OTAN en 2011 en el que el veterano dictador Moamar Gadafi fue depuesto y asesinado. El país norteafricano se ha convertido en un popular -aunque peligroso- punto de tránsito para los que tratan de llegar a Europa huyendo de la pobreza y la violencia en África y Oriente Medio.
Los traficantes de personas se han aprovechado del caos en el país petrolero y llevan de contrabando a migrantes a través de la larga frontera del país con seis naciones distintas. Envían a personas desesperadas en botes de goma en mal estado y los embarcan en peligrosos viajes a través del Mar Mediterráneo.
Las personas interceptadas son trasladadas a centros de detención plagados por abusos como trabajos forzosos, golpizas, violaciones y torturas. Los malos tratos a menudo van acompañados de intentos de extorsionar a las familias antes de permitir que los migrantes abandonen Libia en barcos de traficantes.
Investigadores enviados por Naciones Unidas dijeron en octubre que la práctica que las desapariciones arbitrarias y la violencia contra los migrantes en las prisiones libias podría suponer crímenes contra la humanidad.