Ante las manifestaciones de los últimos días debido a las severas medidas por el COVID-19, el lunes las autoridades de diversos países europeos pidieron paciencia, calma y voluntad para vacunarse en un momento en que aumentan otra vez las infecciones.
Y a quienes aprovecharon las protestas para fomentar la violencia, el primer ministro holandés Mark Rutte simplemente los llamó “idiotas”.
Los participantes de las marchas de Zagreb a Roma, y de Viena a Bruselas y Rotterdam, que atrajeron a decenas de miles de participantes ya cansados por la pandemia, tenían un mensaje en común: ¡ya fue suficiente!
“No poder trabajar desde donde quieres trabajar, estar en donde quieres estar. No es lo que representamos, no es libertad”, dijo Eveline Denayer, quien estuvo en la marcha del domingo en Bruselas, que atrajo a más de 35.000 personas.
“Vivimos en Europa occidental y queremos ser libres, como éramos antes”, agregó.
Líderes de gobiernos y funcionarios de la Unión Europea dejaron claro el lunes que el regreso a un tiempo pasado estaba fuera de discusión y que la violencia en las marchas sería contraproducente.
Rutte condenó a los agitadores en Rotterdam y otras partes de Holanda después de que las protestas ahí y en Bruselas se tornaron violentas, en un momento en que aumenta el enojo por las medidas de confinamiento impuestas para frenar el aumento en infecciones.
El viernes, la policía en Rotterdam incluso lanzó disparos para dispersar a agitadores frenéticos, y cuatro personas resultaron lesionadas con los balazos. Entre los dos países, casi un centenar de personas fueron arrestadas.
“Me di cuenta de que hay muchas tensiones en la sociedad porque hemos lidiado durante demasiado tiempo con toda la miseria del coronavirus”, dijo Rutte. Pero enfatizó que los agitadores eran algo totalmente diferente, produciendo “una explosión pura de violencia dirigida contra nuestra policía, contra nuestros bomberos, contra nuestros conductores de ambulancia”.
Al final de las protestas en Bruselas, el ambiente también se tensó cuando agitadores arrojaron objetos a la policía, quien respondió con gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los reunidos.
“Nuestro objetivo actual es luchar contra el coronavirus. Por favor, no nos dejemos incitar por un pequeño grupo que lo convertirá en una lucha del uno contra el otro”, dijo el primer ministro belga Alexander De Croo.