El primer ministro de India, Narendra Modi, anunció por sorpresa el viernes la retirada de las polémicas leyes agrícolas que motivaron protestas de un año de decenas de miles de campesinos y que suponían un importante desafío político para su gobierno.
Modi desveló la iniciativa durante un discurso televisado emitido en vivo. Instó a los manifestantes a regresar a sus casas y dijo que el proceso constitucional para derogar las leyes comenzará en diciembre, cuando el Parlamento se reúna para su sesión de invierno.
“Empecemos de nuevo», señaló Modi en su intervención.
El anuncio se produjo antes de elecciones clave en estados como Uttar Pradesh y Punjab, y en el día del festival de Guru Purab, cuando los sij de Punjab, que son mayoría entre los manifestantes, celebran el nacimiento de su fundador, Guru Nanak.
Las leyes se aprobaron en septiembre del año pasado y el gobierno las ha defendido desde entonces apuntando que eran reformas necesarias para modernizar el sector agrícola indio e impulsar su producción a través de la inversión privada. Pero los agricultores protestaron alegando que devastaría sus ganancias al eliminar el precio garantizado y les obligaría a vender sus cosechas a empresas a precios más baratos.
Las percepción de que sus ingresos se verían amenazados aterrorizó a los agricultores, que en su mayoría trabajan a pequeña escala: más de dos tercios de ellos poseen menos de 1 hectárea (2 acres y medio) de terreno.
Las cláusulas de la legislación les impedían también resolver sus disputas contractuales en los tribunales, dejándolos sin medios independientes de reparación mas allá de los burócratas nombrados por el gobierno.
Las protestas se intensificaron el pasado noviembre, cuando los afectados se atrincheraron a las afueras de Nueva Delhi, donde acamparon durante hace casi un año pese al duro invierno y al grave brote de coronavirus que arrasó el país a principios de año.
Aunque las protestas han sido en su mayoría pacíficas, en enero superaron las barreras policiales para entrar por la fuerza en el histórico Fuerte Rojo en el centro de la capital. Una persona murió y cientos más resultaron heridas en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
“Al final, todo nuestro trabajo duro valió la pena. Gracias a todos los hermanos agricultores y un saludo a los hermanos agricultores mártires de esta batalla», dijo Rakesh Tikait, un destacado líder del movimiento.
Docenas de agricultores fallecieron por suicidios, por las condiciones climáticas hostiles o por el COVID-19 durante la movilización.
Samyukt Kisan Morcha, el grupo de sindicatos agrícolas que organizó las protestas, celebró la decisión del gobierno pero dijo que seguirán hasta que las autoridades garanticen los precios de ciertos cultivos básicos — un sistema que se implementó en la década de 1960 para ayudar a India a incrementar sus reservas de alimentos y evitar la escasez.
La decisión de Modi se ha considerado un golpe maestro político antes de unas importantes elecciones estatales, especialmente en Punjab, donde la comunidad sij enfrentaba una creciente alienación debido a las leyes. El gobernante Partido Bharatiya Janata ya está bajo presión por su respuesta a la pandemia y la situación económica.