El Papa Francisco condenó el domingo el deterioro de la crisis humanitaria en Etiopía y reclamó que prevalezca el diálogo sobre la prolongada guerra.
En su comparecencia tradicional a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice dijo que seguía con «preocupación» las noticias del Cuerno de África, especialmente de Etiopía, «golpeada por un conflicto que se ha prolongado durante más de un año y ha causado numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria».
La guerra en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, ha dejado miles de muertos y desplazado a millones de personas, además de provocar una hambruna.
«Invito a todos a rezar por estas poblaciones puestas a prueba con tanta dureza, y renuevo mi llamada a que prevalezcan la armonía fraternal y la senda pacífica del diálogo», dijo Francisco.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidió que se ponga fin al conflicto, que se está expandiendo e intensificando, y que se dé acceso sin trabas a la ayuda humanitaria para combatir la crisis de hambre.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, con sede en Roma, dijo la semana pasada que había pedido a todas las partes del conflicto que permitieran el paso a los camiones que llevan comida, medicinas y otra ayuda humanitaria a los necesitados, pero hasta ahora sus peticiones urgentes han sido ignoradas.