El gobierno del presidente Joe Biden presentó ayer una demanda contra el estado de Texas por las nuevas reglas de votación que sobrevivieron a un verano de airadas protestas por parte de los demócratas, quienes albergan cada vez menos esperanzas de reformar las leyes electorales del país en respuesta a una oleada de nuevas restricciones en entidades republicanas.
La demanda no impugna en su totalidad la radical medida que el gobernador republicano Greg Abbott promulgó en septiembre pasado en Texas, que ya contaba con algunas de las reglas electorales más estrictas del país. Más bien se enfoca en cláusulas que giran en torno a los requerimientos para la votación por correo y la asistencia al votante, las cuales, según el Departamento de Justicia, violan las protecciones federales a los derechos civiles.
«Nuestra democracia depende del derecho de los votantes elegibles a sufragar y a que se cuente su voto», dijo el secretario de Justicia, Merrick Garland. «El Departamento de Justicia seguirá utilizando todas las facultades a su disposición para proteger este pilar fundamental de nuestra sociedad».
Opositores a la ley de Texas, conocida como SB 1, ya han demandado a la entidad, acusando a los republicanos de disponerse a marginar a las minorías y a otros votantes de tendencia demócrata.
Abbott y otros republicanos de Texas aseguran que los cambios brindan salvaguardas contra el fraude electoral, el cual es poco común.
«Biden va contra Texas por la SB1, nuestra recién promulgada ley de integridad electoral», dijo el fiscal general de Texas, Ken Paxton, en un comunicado. «Es una iniciativa increíble y sumamente necesaria. Garantizar que Texas tenga elecciones seguras y transparentes es una de mis máximas prioridades. ¡Lo veré en la corte, Biden!»
La medida desató meses de protestas demócratas, quienes abandonaron el Congreso, mientras que los republicanos respondieron con amenazas de arresto, además de que Abbott retuvo los salarios de miles de empleados debido a que no recibió la iniciativa antes. En un momento dado, más de 50 legisladores demócratas se trasladaron a Washington, dejando estancado el Capitolio de Texas durante 38 días.
Los demócratas esperaban presionar al Congreso para aprobar nuevas protecciones a los derechos electorales a nivel federal. Pero dichas gestiones han quedado estancadas, incluyendo su intento más reciente del miércoles.
Texas es uno de 18 estados que han promulgado nuevas restricciones al voto desde los comicios de 2020, según el Brennan Center for Justice. Las leyes son parte de una campaña del Partido Republicano a nivel nacional —que incluye a Florida, Georgia y Arizona— por tener leyes de votación más estrictas alegando que es pro de la seguridad, y que fue promovida en parte por las aseveraciones falsas del expresidente Donald Trump de que le robaron la elección
Trump ha hecho un llamado a Abbott para que audite los resultados de la elección en Texas, a pesar de que ganó el estado.