La pandemia de coronavirus y las dificultades para revertir las políticas del exmandatario Donald Trump causaron el bajo número de refugiados admitidos en Estados Unidos durante el año fiscal 2021, dijo el martes el gobierno del presidente Joe Biden.
Un total de 11.411 refugiados recibieron autorización para ingresar en Estados Unidos en el año fiscal que concluyó el jueves, señaló el Departamento de Estado en un correo electrónico dirigido a The Associated Press. La cifra fue menor a la de 11.814 en 2020 y estuvo muy por abajo del límite de 62.500 que Biden había establecido en mayo.
The Associated Press informó el lunes que las admisiones alcanzaron un récord mínimo, de acuerdo con una persona con acceso a la información que habló bajo condición de anonimato. La cifra del Departamento de Estado fue ligeramente menor a la de 11.445 contenida en el despacho de la AP. No se explicó de momento la discrepancia.
La cifra de refugiados no incluyó a las decenas de miles de afganos traídos a Estados Unidos a medida que las fuerzas estadounidenses se retiraban de Afganistán tras 20 años de guerra. Muchos de esos afganos pudieron ingresar en el país gracias a un estatus legal distinto conocido como permiso humanitario.
Aun así, la cifra muestra los desafíos que Biden ha enfrentado para revertir las restrictivas políticas hacia los refugiados impuestas por el gobierno de Trump, que actuó específicamente contra el programa como parte de una amplia campaña para reducir considerablemente la inmigración tanto legal como ilegal hacia Estados Unidos. Biden, que coauspició un proyecto de ley que creó el programa de refugiados hace más de cuatro décadas, ha manifestado que reabrirles la puerta es «la forma como restauraremos el alma de nuestra nación».
El presidente de Estados Unidos es quien determina el máximo de refugiados admitidos cada año fiscal, que va del 1 de octubre al 30 de septiembre.
El total de 11.411 admisiones de refugiados dista del límite de 15.000 que Trump fijó inicialmente para el año fiscal 2021, que comenzó el 1 de octubre de 2020, casi cuatro meses antes de que Biden asumiera la presidencia. Biden sustituyó en mayo el límite establecido por Trump.
El Departamento de Estado señaló que la baja cifra refleja el daño que el gobierno de Trump causó al programa, en tanto que los esfuerzos del gobierno de Biden para reconstruirlo se vieron limitados debido a la pandemia de coronavirus que en muchos casos impidió a funcionarios hacer entrevistas en persona en el extranjero, entre otros aspectos.
El Departamento de Estado dijo que está planeando una «fuerte reanudación de entrevistas» tanto en persona como virtuales, y que ha solicitado recomendaciones sobre casos al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
«El proceso de reconstrucción está muy avanzado y nos permitirá apoyar un aumento importante en las admisiones en años futuros», afirmó el Departamento en su correo a la AP.
Biden indicó inicialmente que no eliminaría el límite de 15.000 refugiados establecido por Trump para 2021, afirmando en una determinación de emergencia que la cifra «sigue justificándose por motivos humanitarios y conviene asimismo a los intereses nacionales».
Sin embargo, esto generó una enérgica crítica de sus aliados demócratas por no adoptar la medida simbólica de autorizar un mayor ingreso de refugiados este año. La Casa Blanca dio marcha atrás de inmediato y elevó el límite, aunque Biden señaló en ese entonces que no esperaba que Estados Unidos pudiera atender el nuevo máximo de 62.500 cuando restaban cuatro meses al año fiscal 2021 en medio de una pandemia.
El gobierno de Biden ha ampliado los criterios de elegibilidad que estableció su predecesor y que han impedido a la mayoría de refugiados ingresar en Estados Unidos, entre otras medidas. Pero los críticos aseguran que es insuficiente.
El gobierno tiene previsto fijar un límite de 125.000 admisiones para este año fiscal, que comenzó el viernes. La cifra rebasaría el promedio histórico anual de 95.000 admisiones de anteriores gobiernos tanto republicanos como demócratas.
Krish O’Mara Vignarajah, presidente del Servicio Luterano de Inmigración y Refugiados —una de nueve agencias estadounidenses que trabajan en la reubicación de refugiados_, dijo que para alcanzar esa meta «el gobierno debe intensificar el procesamiento en forma decidida e innovadora».
Ali Noorani, presidente del Foro Nacional de Inmigración, indicó que necesitará más apoyo federal de las agencias de reubicación. El gobierno ha solicitado 1.700 millones de dólares para la reubicación de refugiados en este año fiscal, comparados con 966 millones del año pasado.
«El gobierno de Biden tendrá que hacer un gran esfuerzo para que Estados Unidos recupere su posición de liderazgo en acoger a personas que buscan refugio», señaló Noorani.