Un juez federal sentenció ayer a una participante de los disturbios del 6 de enero a libertad condicional, e insinuó que el Departamento de Justicia estaba siendo demasiado duro con los que irrumpieron en el Capitolio, en comparación con la gente arrestada durante las protestas contra el racismo tras el asesinato de George Floyd.
El juez de distrito Trevor McFadden cuestionó por qué los fiscales federales no habían presentado más casos contra los acusados en las protestas del verano de 2020, leyendo estadísticas sobre casos de disturbios en la capital de la nación que no fueron enjuiciados.
«Creo que la fiscalía federal tendría más credibilidad si fuera equitativa en su preocupación sobre los disturbios y las turbas en esta ciudad», dijo McFadden durante la sentencia de Danielle Doyle por ingresar al Capitolio el 6 de enero con una multitud de insurrectos. Los fiscales recomendaron dos meses de arresto domiciliario para Doyle, de Oklahoma.
Las declaraciones de McFadden, que fue nombrado al puesto por el expresidente Donald Trump, son muy distintas a las de los otros jueces federales que llevan casos de insurrección hasta ahora, a pesar de que en la corte hay otros jueces nombrados por Trump asignados a los cientos de casos. En general han hablado sobre la gravedad del delito y su lugar único en la historia de Estados Unidos, distinto a otras protestas violentas en pro de la libertad de expresión porque tenía el propósito de interrumpir la transmisión pacífica del poder.
The Associated Press analizó más de 300 casos penales derivados de las protestas desatadas tras el asesinato de Floyd, mostrando que muchos agitadores izquierdistas recibieron sentencias sustanciales, lo que refuta el argumento de que los acusados que son partidarios de Trump fueron tratados más duramente que los manifestantes del movimiento Black Lives Matter.
Al sentenciar McFadden a Doyle, dijo que pensaba que ella estaba «actuando como todos esos saqueadores y revoltosos el año pasado. Eso es porque los saqueadores y agitadores decidieron que la ley no era aplicable para ellos».
A pesar de estas preocupaciones, McFadden señaló que el comportamiento de Doyle no era excusable. Lo llamó una «vergüenza nacional», y volvió a equipararlo con las protestas contra la brutalidad policial tras la muerte de Floyd el año pasado que hicieron que «todos nos sintiéramos menos seguros».
En contraste, el juez de distrito James Boasberg condenó el viernes a otro insurrecto, Andrew Ryan Bennett, a tres meses de reclusión domiciliaria, aceptando la petición de los fiscales.