Altos funcionarios del Pentágono dijeron ayer que el colapso del gobierno afgano y sus fuerzas de seguridad tiene su origen en un acuerdo de 2020 de Estados Unidos con el Talibán que prometió la retirada total de los soldados estadounidenses del país.
El general Frank McKenzie, jefe del Comando Central, le dijo a la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes que una vez la presencia militar estadounidense fue reducida a menos de 2.500 como parte de la decisión del presidente Joe Biden en abril de completar la retirada para septiembre, el desplome del gobierno afgano se aceleró.
«La firma del acuerdo de Doha tuvo un efecto realmente pernicioso en el gobierno de Afganistán y sus fuerzas armadas, sicológico más que nada, pero nosotros fijamos una fecha segura para cuándo nos íbamos a ir y cuándo ellos podían esperar que cesara toda la asistencia», dijo McKenzie.
El funcionario se refería al acuerdo del 29 de febrero de 2020 que el gobierno del entonces presidente Donald Trump firmó con el Talibán en Qatar y donde Estados Unidos prometió retirar completamente sus tropas para mayo de 2021 y el Talibán se comprometió a ciertas condiciones, incluyendo cesar sus ataques a los soldados estadounidenses y de la coalición. El objetivo declarado era promover una negociación de paz entre el Talibán y el gobierno afgano, pero ese esfuerzo diplomático nunca despegó antes de que Biden asumiera la presidencia en enero.
McKenzie dijo que él pensaba también «por un buen tiempo» que, si Estados Unidos reducía el número de sus asesores militares en Afganistán por debajo de 2,500, el gobierno en Kabul inevitablemente colapsaría «y que las fuerzas armadas le seguirían». Dijo que además de los efectos desmoralizadores del acuerdo de Doha, la reducción de tropas ordenada por Biden en abril fue «otro clavo en el ataúd» del esfuerzo militar de 20 años porque cegó a las fuerzas armadas estadounidenses sobre las condiciones dentro del ejército afgano, «porque nuestros asesores no estaban más con esas unidades».
El secretario de Defensa Lloyd Austin, que declaró junto con McKenzie, dijo que concordaba con el análisis de éste. Añadió que el acuerdo de Doha comprometió además a Estados Unidos a poner fin a los ataques aéreos contra el Talibán, «por lo que el Talibán se fortaleció, aumentó su ofensiva contra las fuerzas de seguridad afganas y los afganos estaban perdiendo a mucha gente cada semana».